Decía el gran novelista Tom Clancy que si puedes controlar la información puedes controlar a la gente. A esto yo le sumaría que si además generas desinformación el control de esa misma gente puede llegar incluso a la esclavitud. Y es que la guerra informativa, financiera y de control está servida amigos míos. La presidenta del Banco Central Europeo Christine Lagarde anunciaba hace unos días que el objetivo ahora mismo de Europa es lanzar en octubre el euro digital. Una moneda única que con el tiempo va a sustituir al efectivo terminando por fin con este. Nada más conocerse la noticia, economistas y analistas de la talla de Marc Vidal, Daniel Lacalle o Niño Becerra ponían el grito en el cielo alertando de los peligros inminentes que supone la llegada de la nueva moneda. Y es que llama poderosamente la atención que en países como España y Alemania seis de cada diez ciudadanos siguen haciendo sus pagos con dinero físico. Las últimas encuestas además dejan claro que tres de cada cuatro ciudadanos no conoce nada o prácticamente nada sobre la nueva moneda europea. Por lo tanto, parece difícil de entender por qué Europa tiene tanta prisa en instaurar una moneda digital cuando el efectivo sigue siendo el rey del mercado y cuando se trata de un proyecto desconocido para la población. Marc Vidal, reconocido consultor a nivel internacional, cree que se trata del mayor control financiero jamás creado. Vidal se posiciona en contra de una moneda que sustituirá al efectivo y por lo tanto al anonimato en todo tipo de transacciones ya que el euro digital dejará si o sí una huella rastreable. El economista y tertuliano Niño Becerra además cree que el cambio llegará antes de lo que la gente piensa porque en el fondo nace para conocer los destinos y usos del dinero, por lo que la privacidad desaparece. Cree que es más fácil y más barato de fabricar y también más sencillo de gestionar, por lo que los bancos además podrían desaparecer. Daniel Lacalle sigue esa misma línea y habla de una cesión total por parte de los ciudadanos al Banco Central de su dinero y también de su privacidad y libertad individual. Por lo tanto... ¿No deberíamos cuestionar al menos lo que está pasando?. ¿Se podrán rastrear todo los pagos que hagamos con el euro digital? Si es así, ¿Para qué podría usarse esa información? ¿Podrían bloquear o incluso anular nuestros ahorros? ¿Podrían usar nuestro dinero sin nuestro permiso? ¿Alguien le ha preguntado al ciudadano si quiere esta nueva moneda? El debate está ahí. Mientras, el efectivo a día de hoy, sigue siendo el rey.