La viceconsejera de Acción Cultural, Mar Sancho, junto al director científico del MEH, Juan Luis Arsuaga, y a la directora gerente del Sistema Atapuerca, Aurora Martín, han presentado, con motivo del Día Internacional de los Museos, la incorporación al Museo de la Evolución Humana los nuevos fósiles hallados en la Sima de los Huesos de Atapuerca, de preneandertales, y de la Gran Dolina, pertenecientes a Homo antecessor, que se incorporan a la colección permanente del Museo de la Evolución Humana.
Sancho ha destacado que “el Museo de la Evolución Humana ha desarrollado una importante labor como entidad de referencia en la difusión y puesta en valor de los hallazgos de los Yacimientos de la Sierra de Atapuerca, apostando desde su origen por dotar de calidad a los fósiles que se presenten en el MEH provenientes de Atapuerca”. En este sentido, ha señalado como “el Museo de la Evolución Humana es uno de los pocos museos que ofrece a los visitantes fósiles originales hasta más allá de un millón de años”.
Los fósiles que ahora se incorporan a la colección permanente del MEH, siguen la estela de los presentados el pasado año, también con motivo del Día Internacional de los Museos, cuando se incluyeron en la exposición la columna cervical del cráneo 5 (Miguelón) y la columna lumbar de la pelvis 1 del mismo yacimiento (Elvis). Ahora es Prometeo quien va completando sus extremidades inferiores, y engrandece de nuevo la magnífica colección de fósiles originales, una de las mejores del mundo del Pleistoceno. Los fósiles presentados formaron parte, recientemente, de la exposición ‘Tenerse en pie’.
Según ha indicado el director científico del MEH, Juan Luis Arsuaga “todos ellos son excepcionales. Del individuo Prometeo se presentan huesos de las dos piernas, especialmente sus tibias, que se unen a los pies ya en exposición. La novedad de este año 2023 es que ya va siendo posible reconstruir las extremidades de los individuos de la Sima de los Huesos, que se datan en torno a los 400.000 años, y completando el esqueleto”.
Además, ha señalado que “por primera vez desde que se inauguró el MEH, se añaden fósiles humanos al espacio dedicado al yacimiento de la Gran Dolina. Los fósiles que se presentan son huesos del pie de la especie Homo antecessor de más de 800.000 años de antigüedad’. Se trata de diez fósiles entre los que se encuentran el tarso, el calcáneo, falanges o metatarso.
Sima de los Huesos: Un desafío permanente
En el caso de la Sima de los Huesos, uno de los grandes desafíos es la reconstrucción de esqueletos partiendo de miles de huesos pertenecientes al menos a 28 individuos. Hay una alta probabilidad de que algunos de los fósiles que se presentan se asocien al mismo individuo, que vivió en la sierra burgalesa hace más de 400.000 años.
“Realizar este tipo de asociaciones partiendo de restos de al menos 28 individuos con miles de huesos rotos y mezclados no es tarea fácil y representa uno de los grandes desafíos para los próximos años”, según afirman los investigadores. La reconstrucción de extremidades completas y la asociación entre distintas regiones del cuerpo aportará nueva información sobre las características físicas de estos humanos más allá de la que se puede extraer analizando un hueso aislado.
Un aspecto vital de la biología de cualquier especie es el tamaño corporal. Se sabe por los restos de la pelvis que el cuerpo de estos humanos era muy ancho y extremadamente robusto. A uno de estos homínidos se le ha calculado una estatura de 170 cm y un peso que podría estar entre los 99 y los 102 kg. Este biotipo sería el de un jugador de rugbi de los que forman la delantera o primera línea. Al otro individuo, que por su tamaño podría ser también un hombre, se le ha calculado una estatura de 167 cm y un peso que puede variar entre 86 y 88 kg, y su biotipo arrojaría la misma imagen de un delantero de rugbi. “Sin embargo, en todas estas estimaciones hay que ser cauto, ya que la gran robustez de estas poblaciones del Pleistoceno hace arriesgado aplicar de manera directa nuestros parámetros físicos de robustez, tamaño o dimorfismo sexual, para calcular los suyos, los de otra especie humana. Podemos deducir entonces que estos individuos además de un gran peso corporal y potencia muscular, tenían una gran actividad física y gran movilidad en terrenos variados e irregulares. Las adaptaciones de sus huesos así lo atestiguan” añaden desde el equipo de investigación de Atapuerca.