La fiesta del ‘Dulce Nombre de Jesús’ en Aldea del Pinar, mucho más que misa y procesión

Las fiestas de enero desaparecieron así por muchos años hasta que la Asociación Cultural ‘La Veceda’ puso todo su empeño en recuperarlas en 2005 y desde ese año no han dejado de celebrarse hasta el presente que nos ha obligado a suspender por la pandemia pero que esperamos se puedan volver a celebrar el año que viene.

La fiesta se inicia el sábado por la tarde con el tradicional volteo de campanas y dos son las tradiciones que hacen especiales estos días en Aldea del Pinar.

Una de ellas es el juego de las chapas con dos monedas dispuestas a decidir el signo de la fortuna en el fugaz instante en el que son lanzadas al aire.

Solo durante la noche de ese sábado previo al día del Dulce Nombre de Jesús podrá escucharse el sonido de las monedas al caer contra el suelo ya que únicamente es en estas fiestas cuando se revive esta tradición con muchos años de historia.

      Otro de los momentos emotivos de estas fiestas del Dulce Nombre de Jesús en Aldea del Pinar tiene lugar con la procesión y misa donde las aldeanas sacan sus mejores galas vistiendo sus trajes típicos serranos hechos de paño de lana engalanadas con collares de coral rojo y plata y los hombres visten la tradicional capa castellana que les protege del frío helador propio de estas fechas.

TORTAS

      Los herederos de los panaderos de la Aldea, mantienen la tradición y  reabren el horno unos días antes para amasar y cocer en el horno las típicas y deliciosas tortas aldeanas de azúcar hechas en la antigua panadería de ‘la Trini’ que en esta especial ocasión ponen de nuevo en marcha y trabajan desinteresadamente dando a degustar gratuitamente a todos los asistentes sus ricas tortas y que la Asociación Cultural ‘La Veceda’ acompaña con un vasito de moscatel con el que se agasaja a vecinos y visitantes.

Estas tortas de Jesús son todo un manjar que se espera probar con impaciencia cada año.

LAS CHAPAS

      Las Chapas es un juego de azar en el que, básicamente, se apuesta dinero a la posibilidad de que salga dos caras o dos cruces resultado de tirar dos monedas al aire. Las monedas con las que se juega son dos perras gordas, moneda de 10 céntimos de Alfonso XII.

El público que ve y apuesta en el juego se coloca en corro en torno al lanzador. Las monedas se colocan cruz contra cruz, enseñando el lanzador ambas caras a las personas que lo rodean en corro y se lanzan al aire intentando que sea lo más vertical posible.  En caso de salir una cara y una cruz se tiene que repetir la tirada hasta que salgan dos caras o dos cruces.

El lanzador juega siempre a caras y elige la cantidad de dinero que apuesta antes de la tirada siendo la apuesta cubierta por las personas del corro que lo deseen que juegan a cruces, del mismo modo quien lo desea puede apostar ‘por fuera’ sobre esa tirada del lanzador, mientras tenga quien le cubra la apuesta. El dinero de las apuestas se deposita en el suelo. 

La persona que tira las monedas suele seguir tirando hasta que falla y puede ir retirando dinero en cada tirada, de manera que siempre puede jugárselo todo mientras siga acertando, jugarse parte o jugarse sólo la apuesta inicial, y retirar el resto. En el momento en que falla, es decir que saca dos cruces, pasará las monedas al lanzador siguiente.

En la época de la Guerra Civil y la posguerra también se jugaba al ‘chapeo’ y muchos apostaban sus pertenencias porque dinero en metálico había poco, pero aún así se continuó jugando a las chapas en casa de la Sra. Trini, donde el juego se alargaba hasta la madrugada apostándose verdaderas ‘fortunas’ para la época.

Este evento, inédito en otros pueblos de la comarca, consigue reunir año tras año varias decenas de curiosos que no dudan en acercarse a la Aldea a conocer y probar suerte con esta tradición.

Este año se hubiera celebrado el fin de semana del 16 y 17 de enero ya que es el primer domingo de enero entre el 14 y el 20.