Apip-Acam apostó por Abejar donde hoy residen unas 60 personas. En Salas fue el Consistorio apoyado por ONG,s y CEAS. Residen 5 ucranianos

Pinares se afianza como lugar de acogida para refugiados de distintos países

Hotel Puerta Pinares en Abejar.
En cuestión de varios meses se cumple un año del momento en el que la localidad de Abejar abriera sus ‘puertas’ a los refugiados de la guerra de Ucrania. Lo mismo sucedía en Salas de los Infantes, haciendo que ambos pueblos se convirtieran en los principales puntos de la comarca pinariega de acogida de refugiados. Al menos, los que mayor número de ucranianos han recibido durante este año, sin olvidar por supuesto otros municipios donde también se han producido durante este tiempo acogidas como en El Quintanarejo o Silos, entre otros.

La comarca se alzó como pionera en ayudar a cientos de personas que se vieron obligadas a escapar de la guerra. Sobre todo, en el caso de Abejar que es el más multitudinario. Allí, fue la Fundación Apip- Acam, -que responden a la voluntad cívica de compromiso con la gente, de apoyar a las personas y familias en situaciones de necesidad-, la que apostó por el mundo rural, eligiendo Abejar para iniciar el programa del Sistema de Acogida de personas refugiadas. Se acogió en un primer momento a un  grupo de 36 personas, en su mayoría mujeres y niños, y después ese número fue creciendo con gente de diferentes nacionalidades que, por diferentes motivos sociales, entraban en el programa. A día de hoy, son unas sesenta las personas que viven en el Hotel Puerta Pinares.
En Salas de los Infantes, fue el antiguo centro de salud el lugar que el Consistorio eligió para reformar, adecuar, amueblar para acoger a los refugiados de la guerra. Al principio, fueron ocho los ucranianos que llegaron en distintas semanas, y a día de hoy el número de acogidos es de cinco. “Todo fue gracias a la labor de un avión fletado por Open Arms, gracias a varias ONG y a la posterior colaboración del CEAS”, señala el concejal de cultura de Salas, Constantino Ruiz, quien además fue vital su implicación, siendo él personalmente el que viajó a Madrid para recogerlos.

EL CASO DE ABEJAR
Por ser el grupo más numeroso llegado a la comarca, nos centraremos en el caso de Abejar. Casi un año ha pasado desde que comenzara la guerra y en todo este tiempo la vida ha cambiado mucho para quienes tuvieron que dejar su tierra y comenzar una nueva vida a miles de kilómetros de sus casas. Pero todo ha sido más fácil gracias al esfuerzo en los distintos procesos e itinerarios de integración, que trabaja la  Fundación Apip-Acam, con las personas acogidas. Aunque ha sido un periodo duro para los refugiados, también, ha sido un tiempo en el que han brotado cosas muy bonitas. Un período en el que han conseguido sentirse pinariegos, en el que se han visto arropados y queridos por los vecinos de este pueblo de 270 habitantes, que de la noche a la mañana veían cómo crecían en población como nunca antes en su historia.
Tal fue el aumento de habitantes en esta Villa de  Abejar, que el colegio sumaba en aquellas primeras semanas de acogida, a doce nuevos alumnos en un centro que sólo contaba hasta el momento con ocho niños y niñas. Sin duda, la llegada de los refugiados se convirtió, y sigue siéndolo, en una forma de ayudar a la lucha contra la despoblación, aún siendo lamentablemente por un hecho para nadie agradable como lo es una guerra.
Recordemos con quienes hicieron esto posible cómo se vivieron aquellas primeras semanas y cómo se encuentran actualmente estas personas acogidas en el dispositivo de la citada Fundación en este pequeño pueblo.
El Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones fue quien realizó en todo momento las gestiones para que llegasen hasta aquí, y, como decíamos, es Apip-Acam quien gestiona este programa y quien trabajó para conseguir que la llegada de los refugiados ucranianos a Abejar se produjera de la mejor forma posible.
“Se valoró como entidad especializada en la acogida de personas refugiadas, el establecer un alquiler del Hotel Puerta Pinares de Abejar, atendiendo a su ubicación y sus condiciones y características necesarias para este programa, destinados a prestar alojamiento, manutención y asistencia psicosocial, así como otros servicios sociales para facilitar la convivencia e integrar en la comunidad a las personas solicitantes de asilo, refugiados, que carecen de medios económicos para atender a sus necesidades y de las distintas familias”, explican desde Apip-Acam, apuntando que “la situación, con el anuncio de la guerra, nos pilló a todos desprevenidos, pero el trámite para la acogida se hizo todo muy rápido y bastante bien. Lo definiría de éxito con todas las pequeñas dificultades que surgieron y que se fueron solucionando.”
Pero, ¿cómo es la vida de los refugiados que llegan a Abejar? Desde la Fundación Apip-Acam se les acompaña en todo el proceso, se establecen clases de  idioma de castellano importante para su integración social y laboral y se gestionan sus documentos y la atención social, psicológica, jurídica, sanitaria y de acompañamiento que precisan, a través del equipo multidisciplinar de la Fundación”, señalan. “Además, quiero destacar que fue vital el apoyo incondicional y la rapidez en los trámites que hizo el Ayuntamiento de Abejar con su alcaldesa Carolina Romero a la cabeza. Es de aplaudir cómo se ha volcado y cómo está pendiente de que todo marche como tiene que marchar para que estas personas estén a gusto en el pueblo y se integren con la población”, añaden.


PRINCIPALES PROBLEMAS
El principal problema con el que se han encontrado, y por el que la Fundación junto con la alcaldesa de Abejar se está luchando, a través de la Diputación, es el transporte y la vivienda. Y es que, una vez los refugiados pasan un primer periodo, deben después comenzar una segunda etapa, -siempre acompañados de las ayudas necesarias-, para independizarse y encontrar empleo.  Pero el principal problema que está surgiendo es la falta de vivienda en alquiler en la comarca de Pinares y el escaso transporte público, que lleve con más posibilidades de horarios desde estos pueblos a la capital.
Hay que potenciar y seguir apostando  por la integración en el ámbito del mundo rural y esto no se puede conseguir si no hay vivienda, trabajo, transporte, sanidad, colegios. Es importante la colaboración de las administraciones para dar solución a estos problemas, porque así no se puede luchar contra la despoblación. También hay que hacer un llamamiento  y concienciar a las personas que tienen casas vacías en los pueblos para alquilar, así como a las instituciones que potencien viviendas de alquiler social para personas vulnerables.”
En Abejar durante este tiempo, las personas que viven en el Puerta Pinares reciben clases de castellano y tienen cubiertas durante su primera fase las necesidades básicas. “El alojamiento y la alimentación están subvencionados por el Ministerio. La comida está muy bien, se hace cada día, y adecuada a cada cultura. Se trabajan los menús en coordinación con ellos, para intentar que se sientan como en casa. También tienen cubiertas las necesidades básicas de sanidad, escolarización, libros…. Cuando pasan a la segunda fase, se les ayuda a pagar el alquiler de la vivienda. Cuando ya trabajan se van independizando poco a poco.”
La Fundación Apip-Acam, también desarrolla planes de formación e inserción laboral a través de la intermediación laboral con empresas potenciando la responsabilidad social para que las personas refugiadas puedan desarrollar formación adaptada y encontrar un empleo en las distintas empresas de la comarca, para que sean autónomos, y también se les ofrece programas de formación para poder desarrollar algún proyecto donde sean autónomos atendiendo a las necesidades del pueblo y de la comarca.
Destacar también que la fundación ha realizado la contratación de un equipo multidisciplinar (trabajadores sociales, psicólogos, maestra, integradores/as…) que viven en Abejar y en pueblos cercanos que se quedan en la comarca y consiguen empleos atendiendo a su formación.
Aseguran desde Apip-Acam que los refugiados de Abejar están muy integrados con el pueblo, “participan en los actos culturales de Abejar, van a comprar a los pequeños comercios. Están contentos en Abejar, en líneas generales. Sobre todo la gente mayor del pueblo está muy contenta con ellos. Que vengan estas personas también les da vida”, concluyen desde la Fundación.