El BCE baja los tipos de interés... ¿por última vez?
El cambiante panorama económico mundial, sobre todo tras la llegada de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos, ha hecho olvidar, por un momento, uno de los graves problemas que ha vivido el mundo desde 2021: la inflación. Y es que, pese a que las decisiones del Banco Central Europeo y la Reserva Federal de Estados Unidos de bajar los tipos de interés sugieren que esta problemática se está controlando, lo cierto es que no es un tema cerrado.
El pasado jueves, el BCE anunció una nueva caída de los tipos, situándolos en el 2,5%, lo que supone una bajada de 0.25 puntos básicos. El objetivo es claro: volver a la normalidad e intentar estimular la economía de varios países europeos, que se encuentra totalmente estancada. La brutal subida de tasas que hubo los años atrás, es evidente que afectó decisivamente.
Sin embargo, por primera vez en mucho tiempo, los expertos no se atreven a asegurar si después de esta vendrá otra disminución. El motivo se centra principalmente en la guerra comercial que parece haber iniciado Donald Trump, que parece decidido a imponer una serie de aranceles muy importantes a la Unión Europea. Este organismo ya ha avisado de que responderá a ese ataque, por lo que podríamos vernos otra vez en un contexto de subida de precios.
Además, al fondo, los cambios que se han producido en la posición americana en las tensiones bélicas mundiales, sobre todo en lo referente al conflicto entre Rusia y Ucrania, sugieren que Europa podría verse obligada a aumentar su gasto en defensa, algo que también podría repercutir en este aspecto.
¿Una inflación controlada?
La decisión del BCE de continuar con su bajada de tipos de interés va, evidentemente, destinada a que las familias se vean con mayor acceso a financiación, que el consumo se estimule, y que la economía europea salga de su situación de estancamiento. Una receta que, por cierto, ha parecido correcta en estos meses que llevamos de caída de tasas, ya que la inflación no ha recuperado los valores que presentó en los momentos más críticos de esta crisis.
En cualquier caso, el organismo que dirige Christine Lagarde ha dejado siempre claro que sus decisiones irán de la mano de la luz que arrojen los datos, con el fin de seguir la política monetaria más correcta en cada momento. En la actualidad, los registros de la eurozona señalan que la inflación está situada en el 2,4%, y el objetivo es bajarla al 2%. Se entiende que ese nivel de subida no es perjudicial para la economía.
La amenaza norteamericana
Hasta en seis ocasiones en los últimos tiempos se ha producido una caída del precio del dinero a nivel europeo. Sin embargo, como se mencionaba anteriormente, no está muy claro que vaya a haber séptima vez. La próxima reunión del Banco Central Europeo está programada para mediados de abril, y para esa fecha el futuro económico del viejo continente es un misterio.
Las amenazas de Donald Trump de establecer nuevos aranceles a algunos sectores exportadores de la Unión Europea ponen en riesgo esta supuesta calma en la subida de precios. Sobre todo, porque el organismo europeo ha asegurado que responderá esa “agresión comercial” con la misma moneda, estableciendo gravámenes adicionales a los productos americanos. Eso repercutirá, evidentemente, en los precios con los que esos productos se comercialicen en Europa.
De momento, Estados Unidos ha tomado una decisión real que ha puesto a Europa en un estado de alerta. Mientras, como vemos, el BCE sigue bajando tipos, la Reserva Federal congeló esas reducciones, dejándolos en un rango entre el 4,25% y el 4,50%. Esto contribuye a que los inversores vean al dólar como una moneda fuerte, con mucha rentabilidad, mientras que el euro no lo es. Normalmente, situaciones de estas características acaban en fugas de capitales.
La contestación que plantea Europa
En el anterior mandato de Trump, Estados Unidos gravó el acero y el aluminio europeos, con unos aranceles del 25% y del 10% respectivamente. En aquella ocasión, la Unión Europea contestó estableciendo contramedidas que afectaron a productos americanos como el whisky Bourbon, las motocicletas Harley-Davidson, los pantalones vaqueros Levi´s, o a algunos productos agrícolas. Finalmente, aquella disputa comercial se solucionó.
En esta ocasión, se ha especulado con la posibilidad de que el viejo continente, en represalia contra esta política de Trump, pudiese golpear un sector muy potente económicamente en los Estados Unidos, como es el de la tecnología. Esta noticia ha hecho contener la respiración a índices bursátiles como el US Tech 100, que incluye gigantes tecnológicos de la talla de Apple, Microsoft o Amazon, por poner algunos ejemplos.
Gran parte de estas firmas tienen una presencia muy importante en el viejo continente, y una respuesta agresiva por parte de las autoridades podría poner su negocio en riesgo. De hecho, hace unas semanas, el vicepresidente estadounidense, JD Vance, pidió en la Cumbre de la Inteligencia Artificial, que Europa abandonase la idea de regular la tecnología ni la IA, lo que denota la relevancia de estas compañías.