Una etapa de transición, llana y donde el único factor a tener en cuenta sería el viento. Pese a ello, el Burgos BH quiso volver a destacar y hacerse valer por delante del pelotón. Pelayo Sánchez se unió a Lazkano (Caja-Rural) y a Azparren (Fundación Euskadi) en los primeros instantes de la quinta etapa para iniciar una aventura por las llanuras del este de Castilla-La Mancha. Pronto, el terceto de cabeza adquirió ventaja ante la atenta mirada del gran grupo, que llegó a superar los siete minutos, y siempre mantuvieron firme el acuerdo para poder hacer camino frente a un viento que acechaba desde primera hora de la mañana.
Pasado el esprint intermedio de La Roda, a 50 kilómetros de meta, se intensificó el viento lateral. A priori, los intereses del pelotón pasaban por cazar al trío de cabeza y no por romper la carrera con abanicos. A 29 kilómetros de llegar a Albacete, Pelayo Sánchez quedó neutralizado, el ritmo en el gran grupo creció. Ya dentro de los últimos 15 kilómetros, se produjo una caída masiva donde Ángel Madrazo, Jetse Bol y Carlos Canal se vieron involucrados, en principio sin grandes consecuencias.
En su debut en una gran vuelta, Pelayo calificó su primera escapada como “muy especial. Hubiese agradecido algo de terreno ascendente que es donde mejor me muevo y alguna curva (risas). Es a lo que mejor me adapto. En la etapa de hoy, era complicado ganarle tiempo al pelotón en las grandes rectas, pero aun así ha sido muy bonito y especial poder darlo todo desde la fuga en mi primera Vuelta a España”.
El Burgos BH continúa su andadura en La Vuelta con la sexta etapa, que saldrá de Requena y tras casi 160 kilómetros terminará en Cullera. Esta sigue con la tendencia de etapas llanas, pero, una vez la carrera desemboca en el Mediterráneo y completa un circuito en Cullera, añade una tachuela final con la llegada al Alto de Cullera que deparará en un esprint más selectivo.
