Vctoria del VRAC Quesos Entrepinares ante el Recoletas Burgos – Universidad de Burgos en la final de División de Honor (40-34)
Casi tres horas de tensión y de nervios sobre el césped del Pepe Rojo que cayó del lado local ante 4.000 espectadores.
El VRAC, con este triunfo, suma ya 12 títulos ligueros en su historia (10 en los últimos 12 años) y sigue demostrando que es el dominador de la competición. El conjunto burgalés, que lleva en División de Honor desde 2018, ha demostrado estar preparado para conquistar un título que se le está resistiendo pese a sus tres finales disputadas (dos de DH y una de Copa del Rey) en estos cinco años. Su proyecto es ganador y parece cuestión de tiempo de que estrene su palmarés.
El partido comenzó como terminó, sin tregua
El empuje inicial del VRAC provocó que a los 5 minutos de partido llegara con aparente facilidad a la zona de ensayo. Logró sumar los primeros puntos de partido mediante una jugada en la que el balón cruzó de derecha a izquierda hasta que Huber dejó el balón en bandeja a Stringer para posarlo. Taibo no falló en la transformación -tocó el palo y fue para dentro- y puso el 7-0 en la primera oportunidad que tuvo el conjunto local.
Recoletas Burgos – UBU reaccionó y tomó el mando del balón, jugando en territorio del VRAC y obteniendo en el minuto 13 el premio con un golpe de castigo a su favor que no aprovechó Juan Diego Zabalegui. Los visitantes estuvieron en campo del VRAC los siguientes diez minutos aunque no fue hasta el 23 cuando los vallisoletanos regresaron a territorio del Recoletas y en ese instante se vio una de las jugadas de partido, de Martiniano Cian, que cogió el oval cerca del centro del campo y se presentó a cinco metros de la zona de ensayo con tres amagos y una velocidad difícil de parar. Los gualdinegros, con una defensa férrea y una acción de pillo de Walker, alejaron momentáneamente el peligro.
En el minuto 31, después de varios intentos, Aparejadores logró un ensayo merced a una gran patada de Federico Castegiani y una estupenda carrera de Tani Bay. Zabalegui transformó para poner las tablas en el marcador en la recta final del primer tiempo. Antes del descanso, otra buena jugada de Bay habilitó a Carrió para posar en la línea el balón y adelantar al Burgos en el marcador. El árbitro, Iñaki Muñoz, debió consultar en el TMO la jugada y hubo suspense hasta que se confirmó la decisión. El propio Carrió no falló y al vestuario se marcharon los jugadores con un 7-14 en el marcador y eso que al VRAC le dio tiempo para llegar a zona de ensayo pero a Huber se le escapó el balón cuando sólo tenía que posar el balón. Un final de infarto antes de enfilar el camino a vestuarios.
La segunda mitad comenzó con otra genial jugada de Martiniano Cian avanzando cerca de 30 metros con quiebros y una sucesión de pases que culminaron en manos de Kalo Kalo Gavidi y, ‘disfrazado’ de ala, logró el ensayo. Pura potencia. Taibo transformó para igualar el marcador.
Calidad y jugadas de primer nivel
De jugadón a jugadón, en este caso del capitán Tomi Carrió para el Recoletas Burgos – UBU, quien realizó una carrera vertical rompiendo la línea del VRAC y posibilitó el ensayo de Tani Bay para volver a poner a Aparejadores por delante, 14-19 (Carrió falló la patada).
El partido cayó en un territorio sin un dueño claro durante los 20 minutos siguientes, hasta que en el 66, el VRAC iba a lograr un ensayo que fue anulado por un adelantado de Pablo Mejimolle tras la revisión en el TMO. Ese momento de tensión para el Burgos no terminó porque la melé que tuvo a favor se convirtió en melé favorable al VRAC… Un adelantado en el último pasé desbarató otra opción de ensayo para los pucelanos. Los queseros, dominadores en ese momento del choque, tenían diez minutos por delante para dar la vuelta al resultado.
El desgaste físico comenzaba a ser protagonista y en este aspecto la delantera del VRAC daba la sensación de estar un punto por delante. Siosiua Moala, en el 72, hizo buena dicha sensación con un ensayo. Taibo transformó la patada y puso por delante al VRAC, 21-19.
Recoletas Burgos – Universidad de Burgos se activó y en la siguiente jugada, pasado el minuto 75, logró otro ensayo a través de Nico Rocaries, que había salido al césped del Pepe Rojo por Tani Bay. Tomi Carrió, esta vez, no falló la patada y volvió a poner cinco puntos de por medio, 21-26, a falta de dos minutos y medio. El VRAC, contra las cuerdas, peleó y apuró sus opciones ya con el tiempo cumplido. Su lucha tuvo premio y logró un ensayo vital en el 85 -Alejandro Alonso- junto al lateral derecho. Taibo no transformó la patada escorada y el partido se marchó a la prórroga con 26-26 en el marcador. Igualdad máxima durante toda la temporada entre estos dos equipos que se plasmaba en esta fabulosa final. Hacía 2 horas y 10 minutos del pitido inicial…
Prórroga: estirando los gemelos a tu rival
Tensión máxima en una final que, a estas alturas, ya estaba llamando a las puertas de la épica. Los calambres aparecían en diferentes jugadores de los dos equipos y se vieron imágenes bonitas de los jugadores rivales estirando los gemelos del equipo contrario.
Pese a que el VRAC había llevado el peso del partido en los minutos finales del choque, la primera mitad de la prórroga se la llevó la madurez del Burgos. Puso más carne en el asador y Nico Rocaries logró su segundo ensayo personal poco antes de llegar al descanso de la prórroga. Carrió, muy activo y clave en estos minutos, no logró la transformación. Muy valientes, los jugadores del VRAC no tiraron la toalla cuando las fuerzas ya estaban en mínimos y en el minuto 93 lograron igualar nuevamente el duelo a través de Ewart Pottgieter. Taibo rompió el equilibrio transformando el ensayo y poniendo el 33-31 en el marcador. Los últimos diez minutos los jugaría el Burgos con un jugador menos por amarilla a Noah Cánepa (avant voluntario).
Quien tuviera algo de chispa se podría llevar la final y ese fue Miguel Lainz. Una carrera de 60 metros -ya legendaria para la historia del VRAC y de las finales de División de Honor- ampliaba la diferencia en el marcador. Taibo transformó y estableció el 40-31. La emoción continuó con una patada de Carrió en la jugada siguiente que ajustaba el electrónico 40-34 a falta de cuatro minutos para la conclusión, resultado con el que se llegó al final.