El vino, entre historia, cultura y tradición, por Jaime Ribas
Dicen que los primeros vinos datan del año 8000 a.C. en Georgia, extendiéndose en
occidente hacia las tierras de Anatolia y Grecia; y hacia Egipto. Formó parte de la
cultura griega y especialmente de la romana. Curiosamente los árabes, antes de la
irrupción de la doctrina de Mahoma, fueron los que más contribuyeron a su desarrollo
en cuanto a proceso de elaboración. Pero, debido a que el estado de embriaguez
comportaba muchos desórdenes, incorporaron en su cuerpo doctrinal una posición muy
drástica de prohibición no solo del consumo, sino de la producción, transporte y venta.
Lo mismo que hicieron con el juego de azar. Por el contrario el cristianismo, fue muy
permisivo con el consumo alcohólico e incluso no olvidemos que el vino es un elemento
fundamental en la Eucaristía con el carácter sacramental de sangre de Cristo, y sin
embargo centró su actividad censora en el ámbito sexual, en parte influenciado por los
excesos romanos, que sin duda favorecieron la decadencia de esa cultura.
En el siglo VI, un padre de la Iglesia como San Benito de Nursia, fundador del
monacato occidental, en su famosa Regla, en el capítulo 40 denominado La medida de
la bebida dice en el apartado 2: “Sin embargo, por consideración a la flaqueza de los
débiles, pensamos que es suficiente una hemina de vino al día por persona (0’27 litros)”
y en el apartado 5 se dice “con tal de que jamás se de lugar a la saciedad o a la
embriaguez”. Es decir, consumo por los monjes y también por los peregrinos, pero con
moderación. Es por ello que las abadías medievales introducen la plantación de vid y
elaboración de vino. Lo necesitan para su consumo y para sus celebraciones
eucarísticas. En las tierras castellanas recuperadas a los musulmanes (Abadía de
Retuerta, Abadía de Valbuena o Monasterio de La Vid), origen de lo que muchos siglos
después sería la DO Ribera del Duero.
UNA CULTURA IMPREGNADA DEL VINO
La cultura occidental está impregnada de vino, aparece en la literatura, en la pintura, en
el cine. Es indudable que en la mayoría de celebraciones familiares hay vino, también
en comidas de negocios y comidas diplomáticas. A este respecto ha habido conflictos en
alguna comida entre mandatarios árabes y europeos, los unos por negarse a sentarse en
una mesa con vino y los otros por no querer renunciar a un elemento de su cultura.
Recuerdo una anécdota de un directivo de una multinacional americana en Francia, que
en medio de una comida con uno de sus mejores clientes franceses, y ante la pregunta
de su interlocutor de cual era el mejor vino de los dos que habían en la mesa
correspondientes a dos añadas, se le ocurrió pedir una jarra y mezclarlos, y ante el
horror del cliente manifestar que ese era el mejor. Curiosamente, el padre del marxismo
Carlos Marx, nada dudoso de su posición ateísta, decía en relación al vino: “Ten
cuidado de confiar en alguien a quien no le guste el vino”.
A nivel mundial los tres países principales productores de vino son Francia, Italia y
España, pero hay muchos otros países que elaboran buenos vinos: Sudáfrica, Eslovenia,
Chile, Argentina, Estados Unidos, Australia o la propia China. Recuerdo que a
principios de los noventa, en un viaje a Estados Unidos, encontramos vinos franceses e
italianos, pero no españoles. Hoy nuestras exportaciones han ido aumentando y resulta
frecuente encontrar en muchos países vinos españoles de nivel medio a precios muy
altos.
En España hay del orden de setenta Denominaciones de Origen, es decir áreas
geográficas, a veces correspondientes a varias provincias, donde el Consejo Regulador u
organismo rector de cada DO controla que ese producto proceda de las viñas de esa
área, y mantenga el cumplimiento de una serie de requisitos de calidad,
comercializándose en botella. Hay buenos vinos fuera de las DO, pero lo normal es que
las grandes empresas productoras estén dentro de las mismas. Sin duda las DO más
importantes en España son Rioja y Ribera del Duero, pero hay otras muy reconocidas y
de buenos productos.
LA DO RIBERA DEL DUERO
La DO Ribera del Duero nace a principios de los 80, impulsado por tres firmas
prestigiosas, Torremilanos, Vega Sicilia y Protos. Hoy forman parte de ella 301
bodegas, correspondientes a las provincias de Valladolid (131), Burgos (163), Segovia
(4) y Soria (13 bodegas). Elaboran vino tinto, con uva tempranillo fundamentalmente,
pero no exclusiva y vino rosado. En el tinto se distinguen básicamente 4 modalidades:
Joven (sin crianza en barrica), roble (crianza inferior a 6 meses), crianza
(envejecimiento no inferior a 24 meses, de los cuales 12 en barrica y reserva
(envejecimiento no inferior a 36 meses, de los cuales mínimo doce en barrica).
Para una bodega hay tres líneas comercializadoras definidas: bares y restaurantes,
alimentación y exportación. Es indudable que en las últimas semanas, a raíz de las
situación que se está viviendo se ha producido un derrumbamiento del sector de
hostelería y posiblemente una moderación en el consumo de hogares, dado que el vino
es un elemento fundamental de la relación interpersonal, y al desaparecer estos
encuentros se procede a un lógico descenso. Pero, lo que resulta indudable, es que existe
un gran respeto hacia el vino y nuestra cultura vinícola arraigada sigue y seguirá
acompañándonos a lo largo de nuestra historia.
Jaime Ribas, entusiasta del vino y colaborador de Tu Voz en Pinares.