"Mi abuelo no volvió a ser el mismo desde que le quitaron La Muedra"
“Esta es mi hermana, que era bien pequeña cuando le llevaron a La Muedra para que la conocieran mis abuelos, y ella va a hacer ahora 87 años, y tenía meses cuando la llevaron, con lo que la fotografía tiene 86 años”. Elena Martínez Moreno recuerda, con una memoria prodigiosa la última etapa del pueblo escondido hoy debajo de las aguas del embalse del Pozo. Nacida en 1933, es una de las pocas personas capaz de revivir la historia de quienes se obligaron obligados a dejar La Muedra y emigrar obligados por la presencia del pantano. “Era un pueblo que se vivía bastante bien, con muchas vacas y ovejas, con abundante agua del Duero, tenía tres telares y ellos mismos elaboraban las mantas, un lavadero para lavar la lana, médico y la ferrería La Numantina y la explotó que era una mina de hierro y vino uno de América y la explotó, mi abuelo era el herrero”. Ha estado varias veces en la iglesia de La Muedra, “con una piedra grande que había en el altar”, en el olmo delante de la iglesia, con las piedras donde se sentaba la gente… Sus abuelos dejaron La Muedra, y al poco tiempo falleció ella, y él nunca volvió a ser el mismo.
- Sus abuelos Elena, fueron de los últimos en marcharse de La Muedra…
- En 1935 ya se vinieron mis abuelos a Molinos de Duero, pues ya les empezaron a movilizar, y en 1936 todos tuvieron que abandonar La Muedra. Su casa estaba en la parte de arriba Con las cuatro perras que les dieron, ellos compraron una finca aquí.
- ¿Volvisteis a la casa de los abuelos?.
- Sí, en 1951 estuvimos en la casa, que estaba en la parte alta. Vino mi primo Justo Moreno de Argentina, y él tenía una ilusión muy grande por estar en la casa de los abuelos. Le dio una gran pena Fíjate si tendría ilusión, que se llevó a América unas piedras de la casa, y ahora viene de vez en cuando una de sus hijas.
- ¿Cuándo les empezaron a decir que se tenían que ir del pueblo?
- Mi abuelo era el juez. Cuando les dijeron que iban a hacer el pantano, no quería ninguno. Las aguas inundaban el cementerio, y entonces les contestaron que si no hacían un cementerio nuevo no daban el permiso para el embalse. Y entonces hicieron el cementerio de arriba, y les obligaron a hacer la cruz y a trasladar todos los restos. Lo inauguraron en 1927. Y tiempo después, cuando murieron algunos vecinos, dejaron dicho que les llevaran a ese cementerio, que no querían ir a otros sitios. Que morían en La Muedra, y no salían. Y mi abuelo siguió haciendo verjas para el cementerio hasta 1934.
- La gente dejaría La Muedra con mucha pena…
- Mi madre se vino a servir a Molinos, y aquí se casó con mi padre que era de Molinos, y nada más casarse ya se quedó aquí, pero mi tía se quedó en La Muedra, y hasta que no les obligaron a salir, ni mi tía ni mis abuelos salieron. Mi primo tenía cinco hijos, y ninguno quería dejar La Muedra. En 1940 llenaron el pantano de agua.
- La gente se vio obligada a repartirse por los pueblos cercanos.
- Sí en Vinuesa, principalmente. Vinuesa se quedó con todo, pero los de La Muedra con derechos sobre La Dehesa que pasó a formar parte del término. Otros se fueron a Abejar, El Burgo de Osma, Soria, Salduero,.. En 1940 nos fuimos a vivir a Abejar, pues mi padre era guarda, y no se olvida a mi madre el cariño que tenía a la gente de La Muedra que vivía allí. A mi hermano, que también fue guarda, también le decían mira si vas a El Burgo pregunta por María, que es de La Muedra.
- El éxodo obligado les hizo permanecer más unidos.
- Sí. Tenían esa cosa de ser de La Muedra, y se ayudaban siempre que podían. Había una confianza, y una cosa…No te creas que les pagaron mucho por las cosas, pero en ese tiempo que te dieran algo de dinero pues venía muy bien. Mi abuela murió al poco de dejar La Muedra, y yo me acuerdo perfectamente de mi abuelo con nosotros en la casa de Abejar.
- ¿Es verdad lo que decían de que hubo gente que se murió de pena?
- Te voy a decir que casi. Mi abuela murió al poco tiempo de dejar La Muedra, y mi madre decía siempre que mi abuelo desde que le quitaron La Muedra ya no era el mismo.
- ¿Nunca os habeis juntado los descendientes de La Muedra?.
- No. Nunca. Y cada vez va a ser más difícil pues la gente está muy repartida. En Salduero vive Isabel, la última mujer que nació en La Muedra, y fue la más pequeña que salió del pueblo, tiene 81 o 82 años.