"El éxito y la felicidad han llegado gracias al esfuerzo, la constancia y el trabajo de muchos muchos años"
Al cumplir 33 años, después de sentir, vivir, viajar, aprender y disfrutar de la vida, Jesús María Vicente siente la llamada de sus raíces y de su tierra y decide regresar. En Barbadillo del Mercado, un pueblecito maravilloso a siete kilómetros de Salas de los Infantes, descubre un bar de carretera y se da cuenta de que está ante la oportunidad empresarial de su vida. Nace así el Restaurante el Pedroso, aprovechando la ubicación, la visibilidad y el enorme aparcamiento justo al lado de la nacional 234. Un restaurante de éxito que apuesta por el mejor trato y la mejor comida castellana y que gestiona junto a su mujer M. Sirley y su hermano Luis Vicente.
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Jesús María Vicente siempre ha sido valiente y ha dejado que sus sueños fueran más grandes que sus miedos. Comenzó a ganarse el pan cuando apenas era un crío imberbe y alegre de quince años. Eran los años 70 en una España que comenzaba a despertar. Un momento crucial de nuestra historia en el que muchos adolescentes comenzaban muy pronto a trabajar. La hostelería y su pasión por vivir, aprender y viajar le permitió conocer muy bien muchos lugares maravillosos repartidos por toda Europa. Con el tiempo Jesús terminó por ser un gran metre a nivel profesional, oficio que le dio las bases laborales y personales para enfrentarse con éxito a la vida. Aprendió que un buen metre controla a la perfección el restaurante, a su equipo y también a los clientes. Es ante todo un gran director que siempre se obsesiona po los detalles. Busca la armonía entre la cocina, el comensal y el lugar. Y sabe identificar en todo momento cuáles son los deseos y las necesidades de los clientes.
Al cumplir 33 años, después de sentir, vivir, viajar, aprender y disfrutar de la vida, Jesús siente la llamada de sus raíces y de su tierra y decide regresar. En Barbadillo del Mercado, un pueblecito maravilloso a siete kilómetros de Salas de los Infantes, descubre un bar de carretera y se da cuenta de que está ante la oportunidad empresarial de su vida. Nace así el Restaurante el Pedroso, aprovechando la ubicación, la visibilidad y el enorme aparcamiento justo al lado de la nacional 234. En sus primeros compases confía en un experimentado cocinero sevillano, pero las cosas no van bien. Jesús toma el timón del Barco y decide dar un paso al frente, ponerse el delantal y aprender a cocinar. “Los miedos no conducen a nada bueno. Fui valiente y tuve además la ayuda y el amor incondicionales de Úrsula, mi madre y de mi hermano Luis. Mi madre me enseñó a cocinar con mimo, cuidado, detalle y esmero la cocina tradicional castellana. Y Luis, mi hermano del alma, siempre ha estado conmigo en los buenos y en los malos momentos", comenta Jesús María.
El éxito en la gestión de un restaurante no se alcanza de un día para otro. Requiere trabajo, constancia, dedicación, convencimiento y pasión. Y ese es el camino elegido por Luis, M Sirley y Jesús, los tres grandes generales de uno de los restaurantes más conocidos de la Demanda y la comarca de Pinares. “Mi hermano llega a las cinco de la mañana. Comienza preparándolo todo hasta que llegó yo sobre las seis o seis y media. Arranco cocinando a fuego lento y con detalle todos los platos de cuchara. Después montamos de color y de sabor la barra con sus tortillas, sus bocadillos, sus cazuelitas y los torreznos. Y van llegando los clientes y la cafetería toma color. Muchos desayunan y otros optan por tomar un aperitivo con su cervecita, su refresco o el vermut al mismo tiempo que disfrutan leyendo el periódico o con una agradable conversación. El restaurante abre a las 12:45 horas y cierra después de las cuatro de la tarde. Los comensales buscan platos tan sabrosos y auténticos como los callos con morro, el pollo de corral, las patitas y manitas de lechazo y la asadurilla. El colofón llega con los postres caseros al estilo “Úrsula”. Postres tan ricos y emblemáticos como la tarta de queso tradicional con huevo, las natillas o las torrijas, cada vez más solicitadas. Después, toca ordenar y limpiar para que todo esté preparado el día siguiente", matiza Jesús.
Optimismo y pesimismo son dos tickets para viajar a destinos diferentes. Uno es vital, armónico, alegre y bello. El otro es triste, derrotista y negativo. Coger un ticket u otro depende sólo de nosotros. Jesús eligió ser optimista por naturaleza. Creer en el esfuerzo y en el trabajo para alcanzar sus sueños. Por eso, en este año tan trágico y duro él y su equipo han redoblado esfuerzos para atender a la perfección a todos los clientes que han seguido confiando en El Pedroso. La vida y los retos y las dificultades siempre están ahí. Nada realmente se detiene. Por es estamos siempre obligados a seguir caminando a pesar de la lluvia, del cansancio, del sudor y del barro. “La Terraza ha sido un acierto. Es un plus para nuestros clientes y creo que va a funcionar muy bien este verano donde espero todo vuelva a la normalidad", matiza el gerente del restaurante.
Muy cerquita de Barbadillo del Mercado, en dirección a Contreras, podemos encontrar el mítico cementerio de Sad Hill. Un lugar de culto donde se rodó el “Bueno, el Feo y el Malo” de Sergio Leone. "Mi hermano Luis siente pasión por el cine y sobre todo por las películas del oeste. Antes de que el cementerio fuera restaurado y conocido, él ya ayudaba a nuestros clientes a identificar el lugar proporcionándoles información. Además, en el cementerio de Sad Hill organizamos un catering fantástico para 30 cinéfilos que habían venido a conocer Santo Domingo de Silos, Covarrubias y por supuesto el lugar donde se había rodado la obra maestra de Sergio Leone".