El 'pregonazo' en Huerta de Rey de Pili y Sira, por J.A. Perdiguero
Las fiestas de Huerta de Rey tuvieron un prólogo maravilloso a cargo de dos mujeres que han estado 60 años detrás del mostrador de la droguería El arca de Noé y que hicieron toda una defensa y un ensalzamiento del comercio local, o de proximidad cómo se denomina ahora.
No olvidemos que hoy es noticia la cada vez más numerosa “bajada de persianas” en las calles de nuestros barrios y pueblos porque las grandes superficies, el comercio electrónico y las prisas están acabando con las tradicionales y familiares tiendas.
Me apetecía ponerle el altavoz de este medio a alguno de los retazos de la vida de estas señoras convertidos en anécdotas para saber que, en muchos casos, estamos perdiendo más que ganando cuando un negocio centenario cierra en nuestros pueblos y ciudades. Y cuando este llamamiento se transmite con la personalidad y la naturalidad de estas mujeres es, sencillamente, fantástico que ustedes lo conozcan. Ya prometía desde el minuto uno de su alocución: “Somos la Pili y la Sira o la Sira y la Pili. No necesitamos presentación”. ¡Toma ya! Luego, fueron desgranando poco a poco algunas de las vivencias y recuerdos de un comercio con más de 100 años no sólo de historia sino de “historias, dedicación, amistad y servicio”. Y definieron a la perfección esa sensación que muchos hemos tenido y seguimos teniendo cuando vamos a comprar a nuestro barrio: que la tienda era y es “un lugar de encuentro entre la compra del día y la confidencia de lo personal”. Y aportaron que en aquellos años de dificultades de los 50, 60 y 70, “se fíaba, se confiaba y se hablaba de la salud y la vida de todas y todos”.
El arca de Noé era El corte inglés huertaño. ¡Tenían de todo! “Y venían todas las novedades. Como el viajante de juguetes que se quedaba durante una semana en la Fonda (Amalia), que traía de todo…menos PRISA” Más tarde fueron percibiendo Pili y Sira que poco a poco el mundo se empezaba a mover demasiado deprisa y aquello no era del todo positivo. Nos contaban también lo que significaba el comercio a todos los niveles con anécdotas de antaño cuando los lunes, día del mercado, Huerta se convertía en el centro de la comarca. “Se compraba, se hacía trueque, se conocía, se reconocía, se comía…nadie se iba sin comer, se bebía y se bailaba porque los lunes había baile en el salón”. Y ahora que parece que el calentamiento global alarga innecesariamente el verano ellas nos recuerdan que el invierno castellano era muy duro: “¿Te acuerdas de aquella mujer de Peñacoba? -Fe, que si puedo entrar a calentarme un poco…? ¡Qué frío, era taladrador! Venir desde esos pueblos en carro y a esas horas. ¡Eso sí era comercio local!!” Eso era comercio, prácticamente, internacional para aquellas gentes tan cercanas. De hecho, nos cuentan: “El progreso llegó con los electrodomésticos, las máquinas de coser, el gas butano…Recuerdo cuando un hermano nuestro fue a retirar una bombona a casa de una mujer y mi hermano le comentó: -esta bombona tiene gas. A lo que la mujer respondió: -Ah, pues espera que voy a por una cazuela y voy gaseando poco a poco y así te la llevas vacía” ¡¡Buenísimo!!
Sira y Pili se comportaron como unas damas con el reconocimiento que expresaron hacia quien fue su farmacéutica hasta hace unos meses, “que entregó su vida a tiempo completo al servicio de la sanidad de Huerta y la comarca: Celina Pérez”. El comentario fue respondido inmediatamente con un emotivo y sentido aplauso unánime de todas las personas que se encontraban en la plaza mayor.
Acabaron su pregón con su deseo de “celebrar las fiestas con alegría y unión compartida”. Para mí, un pregonazo auténtico de fiestas. Menos mal que pasó la moda de que nuestros políticos fueran los pregoneros oficiales de las fiestas patronales, con todo mi respeto hacia ellos. Me gustaría felicitar a quien se le ocurrió que “la Pili y la Sira o la Sira y la Pili” tuvieran a bien dar la bienvenida a las fiestas de Huerta. El año que viene le correspondía a “la Celina” pero se fue discreta, como era ella, cuando nadie lo esperaba. Descanse en paz
¡¡Salud para tod@s!!
José Antonio Perdiguero.