El ensañamiento de la represión con los maestros en la Guerra Civil (II), por Jesús Cámara

Maestros en Guerra Civil
Jesús Cámara Olalla nos aporta nuevos datos en la segunda entrega sobre la represión de los maestros tras la Guerra Civil Española.

En el decreto 108 de la Junta de Defensa Nacional de 13 de septiembre de 1936 se regularizaba el complejo proceso de la depuración de las responsabilidades de los funcionarios. En el artículo 3º señalaba que «los funcionarios públicos y los de empresas subvencionadas por el Estado, la provincia o el municipio o concesionarias de servicios públicos, podrán ser corregidos, suspendidos y destituidos de los cargos que desempeñen cuando aconsejen tales medidas sus actuaciones antipatrióticas o contrarias al Movimiento Nacional». Se constituyó una Comisión de Depuración del Magisterio de Burgos integrada por un director de instituto de Segunda Enseñanza, la inspectora de primera enseñanza Concepción Salvador, el presidente de la asociación de padres de familia y dos personas de máximo arraigo y solvencia moral y técnica. Tuvo como objetivo apartar de la enseñanza a los maestros que se habían identificado o colaborado con el Frente Popular o con las autoridades republicanas. No se los consideraba dignos de confianza para participar en la nueva escuela nacional-católica. Los maestros de la España franquista tenían que ser católicos convencidos, educadores apostólicos y entusiastas patriotas.

El expediente de depuración se realizó a la totalidad de los maestros del estado en ejercicio. Tenía carácter retroactivo pues se sancionaban actuaciones previas a la guerra cuando eran plenamente legales dichas conductas. Las normas depuradoras se presentaban como punitivas y preventivas. La misión principal de la comisión depuradora provincial fue la de formular propuestas razonadas para la suspensión o separación de los maestros republicanos del ejercicio del magisterio. Las sanciones se sustentaban en pruebas de cargo bastante endebles o subjetivas.

La comisión depuradora de Burgos envió un cuestionario con carácter confidencial a las autoridades municipales su cumplimentación: alcalde, párroco, un padre de familia y el comandante del puesto de la guardia civil. Contenía 35 preguntas divididas en cinco campos.

 

Conducta profesional. ¿Se ausentaba de la localidad con frecuencia? ¿Faltaba a menudo a clase? ¿Asistía a ellas con puntualidad? ¿Está satisfecho el pueblo del estado de la enseñanza?

Conducta social. ¿En qué relaciones estaba o está este Maestro con las autoridades? ¿Y con el vecindario? ¿Se mezcló en asuntos de obreros o del campo?

Conducta particular. ¿Su conducta ha sido y es digna de un Maestro? ¿Se hallaba o se halla en caso de notorio descrédito público? ¿Conducta religiosa del maestro?

Actuación política. ¿Qué significación política tenía el maestro? ¿Estaba afiliado a algún partido del Frente Popular? ¿Y a la masonería, Federación de Trabajadores de la Enseñanza o alguna otra entidad parecida? ¿Simpatizaba con la política izquierdista? ¿En la escuela hizo propaganda izquierdista? ¿Dio a los niños periódicos de izquierdas? ¿Cantó con los niños la Internacional o algún otro himno parecido? ¿Saludaron los niños con puños en alto? ¿Concurrió con ellos a actos o manifestaciones extremistas? ¿Hizo propaganda de esta política fuera de la Escuela? ¿Sabe usted si tomó parte en actos políticos de un modo directo?

Otros datos. ¿Cuál es el paradero del actual Maestro? ¿Cuándo se ausentó del pueblo? ¿Sabe usted se ha sido objeto de sanción, detención o castigo? ¿Se le supone en las filas rojas? Si está al frente de su cargo ¿ha celebrado la fiesta del crucifijo? ¿Coloca diariamente la bandera? ¿Enseña doctrina cristiana? ¿Da enseñanzas patrióticas? ¿Entonan cantos de este género? ¿Favorece la práctica de los actos religiosos?

Preguntas que formuló la Comisión de Depuración del Magisterio de Burgos

 

Los testimonios de la inspectora, que se desplazaba para contrastar y recoger información para esclarecer los hechos, fueron demoledores. La animadversión de los curas hacia los maestros republicanos se percibe claramente en las declaraciones de estos en los expedientes de depuración. Esta sirvió a algunos vecinos para ajustar antiguas cuentas pendientes y no siempre políticas con los maestros como desencuentros, disconformidad con el tipo de enseñanza, poca dedicación…

Tres parecen ser las transgresiones de los maestros por las que se proponían sanciones: sus ideas izquierdistas, pertenecer a un sindicato y su ateísmo o absentismo en las prácticas religiosas. Las propuestas que formulaba la comisión depuradora fueron: confirmación en el cargo, traslado forzoso con prohibición de solicitar vacante en un periodo de cinco años, separación definitiva del magisterio, suspensión de empleo y sueldo de un mes a dos años, jubilación forzosa e inhabilitación para cargos directivos. Quince maestros serranos fueron sancionados, aunque la comisión depuradora provincial propuso a otros 11 más.

Lorenza Zorrilla García (de 49 años, con seis hijos entre 19 y 6 años) llevaba 11 años en el pueblo de Tolbaños de Abajo -ayuntamiento de Valle de Valdelaguna- y simpatizaba con Izquierda Republicana. Se la separó del magisterio tras el informe del alcalde en septiembre de 1936.

En la época republicana no enseñó la religión, se relacionaba bien con los de la comisión gestora del ayuntamiento, no asistía a misa los domingos, aunque acompañaba a los niños a comulgar por Pascua y ella también cumplía, y en las conversaciones decía que la República le había dado el pan.

La comisión de depuración recibió estos informes suyos: «Ideas republicanas con poca moral en cuyo domicilio se reúnen las personas más identificadas en las izquierdas» (alcalde del Valle de Valdelaguna). «Hacía alarde de sus ideas que eran marcadamente extremistas y en cuanto a su conducta privada, con bastante frecuencia iba a la escuela en completo estado de embriaguez ... No tenía hora asignada para la clase, que hay chicos que llega la edad de salir de la escuela y apenas saben las primeras letras» (guardia civil). Los otros informantes no hacen mención a la embriaguez, aunque reseñaron el poco interés que mostraba por la enseñanza.

Negó los seis cargos que la imputaron. Treinta y dos vecinos (el pueblo contaba con 102 habitantes) escribieron al rectorado para que dejase sin efecto la destitución ya que no había intervenido en política ni “sembrado semillas del mal”, que cumplía con su deber y que se trataba la denuncia de algún malquerer.

La Comisión de Cultura y Enseñanza dictaminó su reposición en el cargo con pérdida de todos los haberes que dejó de percibir correspondientes al tiempo que estuvo suspendida y traslado a la escuela de Lomas de Villamediana (Burgos) e inhabilitación para cargos directivos y de confianza.

De Tomasa Medrano Herrero (de 29 años y natural de Quintanar de la Sierra y maestra de Regumiel de la S.) el alcalde de este pueblo había enviado al rectorado de la universidad de Valladolid un informe negativo por lo que se la separó del magisterio.

En su expediente de depuración «se la acusa de haber ejercido acción perturbadora en las conciencias infantiles, aconsejando a los niños a que inclinasen a los padres a votar por las izquierdas... estando en contradicción con algunos otros que niegan o desconocen su intervención en política, y afirman, en cambio, su ejemplar conducta religiosa... El propio alcalde reconoce que la maestra comulga con frecuencia, y únicamente llega a apuntar que tuviese tendencias socialistas; el Cura, aunque también afirma que frecuentaba los Sacramentos, llega a decir que la tenía por algo zurda; y lo hace, en cambio favorabilísimamente a la maestra, el comandante del puesto de la guardia civil y el médico, nos permite ver el apasionamiento y saña conque él informa, y todos persiguen a esta maestra... Resultando que no solo el informe de la Inspectora sino los múltiples que acompañan al escrito, demuestran su francamente buena conducta moral, religiosa y patriótica, lo que prueba que los informes emitidos por la Alcaldía de Regumiel, han sido de una franca parcialidad en contra de esta maestra, por parte del alcalde».

A propuesta de la Comisión de Cultura y Enseñanza fue repuesta en su cargo en julio de 1937. Ejerció en Regumiel de la Sierra hasta 1957, que se trasladó al colegio de Quintanar de la Sierra.

Lorenzo Herrera Rueda (natural de Lesaka-Navarra), maestro interino de Iglesiapinta, estaba bien considerado profesionalmente. Era ateo, no asistía a la iglesia. Fue presidente de la FUE (Federación Universitaria Escolar), según el cura, y estaba sindicado en la FETE-UGT. Con motivo de las elecciones de febrero de 1936 quiso hablar al pueblo, se supone que, en apoyo de la izquierda, pero no asistió nadie al mitin. No dejaba ir a los niños como monaguillos a las misas que se celebraban durante el horario escolar. En la cuaresma de 1936 vinieron unos sacerdotes de Burgos dando estampas y caramelos a los niños que habían recibido los sacramentos de la confesión y comunión. El maestro compró dulces solo para los que no los recibieron. «Hubo un día en que el sr. maestro D. Lorenzo decía a los niños en la escuela que no había Dios y para demostrarlo mandaba salir a uno a hacer que le llamasen por su nombre, quien naturalmente contestaba; seguidamente decía llamad a Dios y al no contestar argüía: luego no existe».

La Comisión Superior Dictaminadora de Expedientes de Depuración de Maestros en octubre de 1940 le separó definitivamente del magisterio.

De Félix Lara Saldaña (de 37 años) -maestro en Vega de Lara y con anterioridad de Torrelara, Campolara y Mecerreyes- «se reciben informes [para la comisión depuradora] de haber pertenecido al Partido Radical Socialista [se dio de baja en 1933], que el mismo reconoce en un pasado remoto en el que militaba en la FTE. Se valora su matrimonio, que pudo ser premeditado, en agosto del 36 con una maestra de confesionalidad [católica] reconocida».

La comisión depuradora admitió el arrepentimiento, pero concluyó el dictamen diciendo: «Si bien es digno de aplauso y satisfacción el arrepentimiento verdadero y sincero, ello no excluye el aplicar la correspondiente sanción por los daños que se haya podido ocasionar antes de ocurrir aquel».

Fue separado definitivamente de la docencia.

La guardia civil fue a detener en Castrillo de la Reina a Matías González Salas (de 51 años), maestro de Cabezón de la Sierra, por “malos antecedentes” o por alguna acusación, pero no lo hizo pues el pueblo en masa rogó a la guardia civil que desistiera de detenerle.

En el expediente de depuración el párroco Lino Peña, que vivía en Pinilla de los Barruecos, informó que las relaciones del maestro con las autoridades y con el vecindario estaba “en buenas pues eran de su opinión (izquierda)”, que su conducta no era digna de un maestro, su práctica religiosa era mala, en la escuela hizo propaganda izquierdista, había sido “durante la República un hombre bastante funesto a la religión” y que celebró la fiesta de la cruz “contra su voluntad”. Para el comandante del puesto de la guardia civil de Hontoria del Pinar era muy apreciado por el vecindario, fue siempre religioso, izquierdista políticamente, en 1931 llevaba a los niños formando y cantando el himno de Riego (lo ordenaba el gobierno) y su conducta era digna de un maestro. Los vecinos, excepto dos, le consideran como un verdadero y excelente maestro.

En contestación al pliego de cargos Matías dirá que en el albor de la República le censuraron ante la comunidad del monasterio de Silos, donde profesaba su hermano benedictino Saturio González, de ser maestro laico y de no enseñar el catecismo y que sufrió los reproches de este. Matías manifestó al respecto: «Mi fortuna no me permite abandonar la profesión... Me limito a cumplir la ley».

El Tribunal de Depuración de Maestros le condenó en 1939 a un traslado forzoso dentro de la provincia con prohibición de solicitar cargos vacantes en un periodo de un año e inhabilitación para el ejercicio de cargos directivos y confianza en instituciones culturales y de enseñanza. Fue trasladado en 1940 a la escuela de Avellanosa del Páramo (Burgos).

El maestro Gerardo Ayala Peraita (de 40 años) era director de la graduada de niños de Quintanar de la Sierra. «Todos aquellos que le conocieron afirman que su vida fue una constante lucha por la libertad», dirá un discípulo suyo.

El párroco de Quintanar, Antonio Santamaría dio muy buena información para el rectorado de la universidad de Valladolid, sin embargo, los que remitió a la comisión de depuración fueron deplorables. Los informes del alcalde fueron excelentes tanto en el plano profesional como en el religioso. Le achacaron (cura, guardia civil y un vecino) de ser “simpatizante” del Frente Popular, aunque no afiliado, de hacer cantar el himno de Riego a sus alumnos y de asistir a una manifestación del Frente Popular en la que se cambiaron el nombre de las calles.

Alegó Gerardo que no perteneció a ningún partido de izquierdas, ni simpatizado con ellos. Reconoció que en su clase se cantaba alguna vez el himno de Riego ya que el gobierno había ordenado que se cantara en las escuelas por ser el himno nacional y que los maestros debieran dar ejemplo en el cumplimiento de órdenes y mandatos que emanaban de la superioridad. Participó en la conmemoración de la fiesta de la República y en el cambio de placas de calles por invitación del alcalde en virtud de “este implícito mandato”.

En una actuación informadora complementaria la inspectora de zona le acusó de hacer campaña contra el párroco por temor que hubiese informado desfavorablemente y enviarle una carta pidiéndole caridad, compasión y misericordia cuando informase.

Recondujo sus ideales políticos pues se afilió a Falange, avalado por personas de derechas. La Comisión Superior Dictaminadora de Expedientes de Depuración dictaminó el traslado de localidad durante cinco años. Moriría en 1938, antes de ser efectiva la sanción.

Los informes de la alcaldía y de la guardia civil para la comisión de depuración del magisterio sobre Celestina Cardero Peraita, mujer de Gerardo Ayala, fueron muy favorables.

Un padre la acusó de cantar con los niños el himno de Riego con mucha frecuencia y algún cantar poco serio y de concurrir a alguna manifestación del Frente Popular. El cura realizó esta observación: «Es de las que decían que no había que significarse, y desde luego no se significó gran cosa como cristiana y de derechas. Posponía los ideales cristianos y patrióticos al peligro remoto de perder su tranquilidad profesional. Entonábanse en la Escuela algunos cánticos poco educativos y serios, a mi juicio, como, por ejemplo: “Al pasar el arroyo, te vi las ligas, como eran coloradas, se espantó el macho”. Imprudente con las niñas de su escuela: cuando el caso triste y lamentable del sacerdote de Estépar tengo oído que se tomó la libertad de preguntar a las niñas en la Escuela: ¿Qué habéis oído del cura de Estépar?». [En el otoño de 1935 se corrió la noticia de que el párroco de Estépar abusaba de niñas de entre seis y ocho años. Fue condenado a 12 años de prisión. La revista anarquista Campo Libre da cuenta de los hechos: «En Estépar (Burgos) son contagiadas de sífilis varias niñas por el cura párroco»].

Fue traslada a la escuela de Pineda Trasmonte (Burgos) durante cinco años a pesar que el ayuntamiento de Quintanar en sesión solicitó su permanencia en el pueblo a excepción de un concejal que votó en contra. Regresó al colegio de Quintanar de la Sierra en 1946.

Guillermo Peñalva Pérez (de 67 años) era maestro de Pinilla de los Moros donde llevaba ejerciendo 40 años. El alcalde y un vecino en sus informes para la comisión depuradora le ensalzaron en todos los sentidos. El cura y la guardia civil le acusaron de izquierdista, propagandista de esta política y mala conducta religiosa durante los años de la República.

Sus alegaciones al pliego de cargos las acompañó con documentos laudatorios del alcalde, la firma de 67 vecinos y de sus alumnos y manifestando que no hizo propaganda política.

 

El Ministerio de Educación le sancionó con la suspensión de empleo y sueldo durante un año e inhabilitación de cargos directivos y de confianza en Instituciones culturales y de enseñanza. La suspensión llegó 4 meses antes de su jubilación a los setenta años.

Su hijo Justino Peñalva Ortega (de 41 años) era maestro del pueblo vecino de Piedrahita de Muñó.

En septiembre de 1936 los informes del alcalde, párroco y dos vecinos fueron concordantes en decir que era de izquierdas y poco religioso. La inspección informó que en el orden pedagógico tenía la enseñanza muy bien y que particularmente tenía noticias de que dio conferencias extremistas mostrándose partidario de la disolución de la familia (¿divorcio?). El cura en segundo informe manifestó que el maestro decía a los labradores: «Pronto viene la revolución, haremos una limpieza de curas, frailes, guardia civil y muchas personas de derechas, y de haberse congratulado con sus amigos de la muerte de Calvo Sotelo».

Recogió las firmas de 20 vecinos, 10 alumnos de la escuela de adultos y 24 alumnos de su escuela para atestiguar que su conducta era irreprensible y para que no se le trasladase del pueblo.

La comisión de depuración del Ministerio de Educación resolvió que fuera trasladado forzosamente fuera de la provincia, aunque la comisión provincial había solicitado su separación definitiva del magisterio. En 1940 fue destinado a Arcavell (Lérida), a 300 metros de la frontera del país de Andorra de donde regresaría en 1946 a Hortigüela (Burgos).

Andrés Sáez Jiménez, maestro propietario de la escuela de Espinosa de Cervera, se encontraba de vacaciones fuera del pueblo en el verano de 1936. En la casa donde se hospedaba «se le ocupó el carné [FETE-UGT] y unos recortes con la reseña de los sucesos de [la Revolución de] Asturias».

Se le acusó de «tener descontento al pueblo por el mal estado de la enseñanza; estar en malas relaciones con los vecinos de derechas y en buenas con los de izquierdas, haber hecho propaganda comunista entre los labriegos del pueblos, haber pertenecido al partido de Federación Anarquista Internacional, haber pertenecido a la FETE, alardear en público de haber tomado parte en la Revolución de Asturias, haber hecho propaganda izquierdista y tomado parte en mítines junto al sr. Labín [socialista], haber mandado romper la bandera bicolor y ser ateo».

La comisión burgalesa dictaminó “la separación definitiva de este maestro con la pérdida de todos sus derechos”, confirmada por Madrid.

Andrés no pudo hacer alegaciones por encontrarse en Madrid cuando estalló la guerra. Encuadrado en el ejército republicano, con el avance del ejército franquista se pasó de Cataluña a Francia. Cuando regresó a España fue internado un año en el campo de concentración de Miranda de Ebro, donde fue puesto en libertad el 4 de abril de 1941.  Hizo sus alegaciones al dictamen de separación del magisterio cuando fue liberado. En septiembre de 1941 se le dictaminó suspensión de empleo y sueldo por seis meses y traslado y no poderse presentar a vacantes en cinco años.

De Pablo de María Navas (de 50 años), maestro propietario de Peñalba de Castro, la comisión depuradora recibió cuatro informes desfavorables en lo político. Le consideraron de izquierdas y le acusaron de leer el periódico La Libertad de tono progresista, obrerista y socializante. Estaba bien considerado profesionalmente en la escuela según el alcalde.

En septiembre de 1936 el alcalde, el cura y dos vecinos declaran que «nos merece confianza para que se le confíe el desempeño de la escuela en la orientación educativa cristiana y española». La comisión le acusó de faltar con frecuencia a clase, dedicarse al préstamo con intereses usureros, no cumplir con los deberes religiosos e influir sobre los obreros que trabajaban en las ruinas de Clunia para que se afiliasen a UGT. Setenta padres remitieron y firmaron un escrito a la comisión de depuración informando de su puntualidad en clase, su profesionalidad y de sus buenas prácticas religiosas. En 1937 añadía el cura que «se le debe poner algún correctivo porque su mala fama es conocida por todos estos pueblos».

 Fue sancionado con el traslado forzoso dentro de la provincia con prohibición de ocupar cargos vacantes durante un periodo de cinco años e inhabilitación para el ejercicio de cargos directivos en instituciones culturales y de enseñanza.

 Juana Natividad Cereceda Cereceda (de 43 años) era maestra de la escuela mixta de Araúzo de Salce desde el año 1919. Los informes de las autoridades municipales de septiembre de 1936 fueron favorables en lo político, religioso y social. En los segundos informes el alcalde dijo que simpatizaba con las izquierdas «porque su marido se relacionaba más con la parte izquierdista». Se recurre al informe del cura del párroco de Espinosa de Cervera que lo había sido en los primeros años de la República en Araúzo de Salce que informa que fue «su conducta moral francamente mala en todo el tiempo por cuanto reñían y se pegaban frecuentemente con el marido, aunque fuese en la escuela delante de los niños y niñas escandalizándolos con los dichos y hechos. Su conducta religiosa fue antes de la república buena anteriormente, después mala, aconsejando que ya no había que ir a misa, ni bautizar y que el juez podía enterrar y por sus malos consejos hubo entierros civiles y niños sin bautizar, que de otro modo nunca se hubiera hecho. En descargo debo manifestar que (a mi juicio) el culpable es su marido». 

La Comisión Superior Dictaminadora de Expedientes de Depuración la suspendió de empleo y sueldo por un año, traslado forzoso a otra escuela dentro de la provincia, prohibición de solicitar vacantes durante dos años e inhabilitación para el ejercicio de cargos directivos y confianza en instituciones culturales y de enseñanza. Su nuevo destino sería Gredilla de Polera (Burgos).

Nieves Extramiana Orive (de 32 años) llegó Araúzo de Salce como maestra en febrero 1940. Durante el periodo republicano y de la Guerra Civil había sido contratada interinamente durante 3 años y un mes en Álava y en el norte de Burgos. En octubre de 1939 para poder ser contratada nuevamente solicitó al Ministerio que se la depurara para dar cumplimiento a la orden de depuración.

Se le aplicaron tres cargos: simpatizar con las izquierdas; observar conducta solo regular bajo el punto de vista moral y religioso; y hablar públicamente contra los sacerdotes y religiosos, insultar al párroco por advertirle la obligación que tenía de asistir con las niñas a la misa parroquial, cuya obligación dejó incumplida durante varios meses hasta que la inspección por segunda vez lo ordenó por medio de una circular.

En diciembre de 1940 la Comisión Superior dictaminadora de expedientes de depuración del Ministerio de Educación y Ciencia la suspendió de empleo por dos meses e inhabilitación para cargos directivos.

Los informes del alcalde del mes de septiembre de 1936 sobre María Dolores Lázaro Izquierdo, natural de Araúzo de Torre y maestra propietaria del mismo, fueron muy favorables. El párroco la denunció a la inspección de educación ya que no iba a misa, le faltó al respeto en casa de sus padres y no contribuyó al sostenimiento del culto y del clero. En 1937 los informes para la depuración del alcalde (cuñado suyo), un padre y guardia civil le fueron muy favorables si bien la guardia civil señaló que se significó siempre por la izquierda. El párroco la acusó de izquierdista, de arrancar pasquines del partido Acción Popular en las elecciones de febrero de 1936, de no entrar por la iglesia, de prohibir en algún tiempo persignarse y saludar con el “Ave María Purísima”, de conducta indigna de una maestra porque «los maestros en general lo esperaban todo de la maldita República».

En 1937 fue denunciada por un requeté del pueblo, afincado en Lerma, porque rompió «las hojas de Historia Sagrada de las enciclopedias; no entró por la iglesia ni a oír la santa misa los domingos y los días laborables trancaba la puerta de la escuela a los monaguillos y no les dejaba entrar por ir a misa, aunque fuesen cinco minutos más tarde; además se negó a pagar la aportación que le correspondía por culto y clero».

La Comisión Superior Dictaminadora de Expediente de Depuración la suspendió de empleo y sueldo por un mes e inhabilitación para cargos directivos.

Rosario González Alaguero, maestra interina de Aceña de Lara durante la República, al ser depurada en 1940 el alcalde del pueblo zamorano donde vivía entonces informa que tenía una conducta «moral relajada y pervertida en vicios de juventud» y que simpatizaba con la izquierda antes del Glorioso Movimiento. Otro alcalde declararía que durante un año estuvo amancebada con el secretario, un hombre separado. Se la consideraba de ideas de izquierdas. Fue inhabilitada para ejercer el magisterio durante dos años.

De Antonio González Fernández, maestro interino de Vizcaínos, el alcalde informó que solo asistía a la iglesia en los sepelios y que se le conoció algo de interés por las izquierdas. Se le acusará de haber trabajado en las últimas elecciones a favor de las izquierdas. Para el párroco su conducta religiosa es malísima ya que «no ha pisado la iglesia». En el pliego de descargos niega las acusaciones y presenta una porción de certificaciones de padres, niños, sacerdote y sacristán de un pueblo vecino negando las acusaciones y relatando hechos a favor.

La comisión superior de depuración propuso la pérdida de la escuela y que quedaba apto para desempeñar interinidades.

MAESTROS A LOS QUE LES FUE RETIRADA LA SANCIÓN PROPUESTA

La Comisión Superior Dictaminadora actuó con un criterio más práctico porque ante la escasez de maestros prefirió suavizar o perdonar las sanciones impuestas, en algunos casos, por la comisión provincial. Retiró a diez maestros la sanción propuesta por la comisión provincial, que se mostró siempre dura: Francisco Figuero Beltrán, maestro de Palacios de la Sierra; José Miguel Moncalvillo, natural y maestro de Quintanarraya; Gorgonio Benito Arribas, maestro de La Gallega; Florencio Pérez del Barrio, maestro de Salas de los Infantes; Francisco Calderón Soto, maestro de Monterrubio de la Demanda; Filadelfo García Fraile, maestro de Regumiel de la Sierra; Máximo Fuente Vallejo, maestro de Cubillo de Lara;  Ramón del Álamo Cristóbal, maestro interino de Jaramillo de la Fuente; Manuela Gómez Iglesias, maestra de Riocavado de la Sierra; Miguel Morales Díez, maestro de Quintanar de la Sierra; y Carlos Nogueira Ruiz, maestro de Hoyuelos de la Sierra. ∎

BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA:

Expedientes de depuración de los maestros Lorenza Zorrilla García, Tomasa Medrano Herrero, Lorenzo Herrera Rueda, Matías González Salas, Gerardo Ayala Peraita, Celestina Cardero Peraita, Guillermo Peñalva Pérez, Justino Peñalva Ortega, Pablo de María Navas, Juana Natividad Cereceda Cereceda, Nieves Extramiana Orive, Antonio González Fernández y María Dolores Lázaro Izquierdo. Archivo General de la Administración de Alcalá de Henares (Madrid).

PALACIOS GONZALO, Antonio. Exterminio y represión en el sur de la provincia de Burgos. Inédito.