25 años del Vía Crucis de Araúzo de Miel
85 personas volverán a hacer realidad una escenificación coordinada desde la Asociación Cultural El Calvario, con implicación de los vecinos y cada año con mayor número de asistentes. Alfonso Benito describe la creación a través del tiempo para Pinares Noticias.
Los abuelos afirman con rotundidad que en la villa de Araúzo de Miel se representa una de las más completas recreaciones de Semana Santa desde “toda la vida”, lo que equivale a querer decir que su recuerdo va unido a los más antiguos sentimientos religiosos transmitidos generación tras generación.
El Vía Crucis viviente cumple este año su 25º aniversario gracias a una población entregada en conservar y difundir sus tradiciones, junto a unos párrocos que han facilitado la tarea. La Asociación Cultural El Calvario reanudó en 1991 la costumbre de realizar la escenificación con actores aficionados “por un día” en el paraje denominado El Calvario. El lugar elegido reúne todos los elementos para que el paisaje facilite un sobrecogedor escenario, cada uno de los pasos del Vía Crucis dispone de su espacio natural complementado con algunos elementos arquitectónicos que facilitan la ambientación de cada paso. Solamente se ha suspendido el Vía Crucis viviente en el paraje de El Calvario los dos años en los que la nieve o el aguacero obligaron a su celebración en el interior de la iglesia. Nunca ha sido el frío una razón para su suspensión ni para que otras personas se desplazasen hasta Araúzo, llegando a superarse habitualmente los 1.000 asistentes. Todos los arauceños y visitantes saben que tienen una cita anual, se inicia con la salida en procesión desde la parroquia de Santa Eulalia de Mérida, a golpe de la tradicional matraca se dejan las tradicionales imágenes en la ermita de La Soledad y a pie del monte El Calvario comienza la escenificación a las 18:30 horas.
La escenificación cuenta con unas 85 personas, todavía quedan numerosos personajes escenificados por la misma persona durante estos 25 años, aunque la lógica renovación que por edad se produce en los participantes permite nuevas incorporaciones y aseguran la continuidad en años próximos. La confección, conservación y mantenimiento de las ropas es una tarea que ocupa a las voluntarias modistas, quienes muestran año tras año su destreza con la aguja y la plancha. Directa o indirectamente todo el mundo se implica en alguna tarea y participa según sus habilidades.
Pero la Semana Santa también se escenifica de manera más sencilla el Domingo de Ramos, donde 12 jóvenes apóstoles portando las palmas acompañan en la procesión al “Mesías”. Los mismos apóstoles participan en los oficios del Jueves Santo. Llegado el Domingo de Pascua de Resurrección también participan recitando sus poesías durante la Procesión de “El Encuentro entre la Virgen y su hijo”. Unas típicas y exquisitas rosquillas se comparten entre todos los asistentes una vez finalizada la Santa Misa.