Atapuerca y Poza de la Sal son también dos enclaves 'misteriosos' en la muestra de estas semanas

'El misterio de Silos' en una exposición de Cuarto Milenio en el MEH de Burgos

Monasterio de Santo Domingo de Silos.

Para Iker Jiménez es un lugar con enigmas, principalmente todo lo que rodea al monasterio, del que dice inspiró a Umberto Eco en su obra 'El nombre de la rosa'.

El “santuario” de Santo Domingo de Silos, un lugar “lleno de misterios”, para el periodista Iker Jiménez,  que inspiró a Umberto Eco para escribir su obra más célebre ‘El nombre de la rosa’ forma parte de la exposición que se abre en el Museo de la Evolución Humana de Burgos sobre lugares con enigma “Silos tiene misterio. Los monjes entraban de noche, en silencio...Durante siglos, Silos fue un lugar de exorcismos, de milagro y de asistente a parturientas. Luego un lugar abandonado...”, ha destacado el periodista burgalés.

Aquéllos que desde el sábado 4 de marzo se atrevan a adentrarse en la denominada ‘nave del misterio’ podrán descubrir lugares y espacios que siempre han fascinado a los amantes de lo oculto como Belchite y Ochate. Precisamente, Ochate copa, como no podría ser de otra manera, un espacio singular de la muestra. “Fue uno de los espacios que visité hace años y al que siempre he vuelto. Rodeado de epidemias, misterios y muerte”, sentenció Jiménez.

Así hace referencia el mediático comunicador a la población enclavada en Condado de Treviño, dibujada desde hace décadas como una “población maldita”. Tal fama le llega de historias y leyendas que hablan de una población abandonada a su suerte y deshabitada desde mediados del siglo XIX en la que, según aseguran, curiosos y expertos en el mundo de los fenómenos paranormales se producen todo tipo avistamientos y actividades que poco o nada tienen que ver con el mundo de los vivos. Una serie de misterios nunca resueltos de los que Jiménez y Porter hablan con demasiada asiduidad en sus espacios en televisión y radio.

 

La muerte de Félix Rodríguez de la Fuente

“El programa que hicimos a Félix Rodríguez de la Fuente en Poza de la Sal (Burgos) es lo mejor que hemos hecho hasta ahora”. Así de rotundo es Iker Jiménez cuando recuerda los días que él y su compañera de faenas, además de esposa en la vida real, pasaron junto a los mejores amigos del desaparecido naturalista. “Una figura insólita que comunicó como nadie y que no ha sido valorado como debería de haberlo sido”, apostilló Jiménez.

Es por ello que la muestra cuenta con un busto, “elaborado a última hora” por Juan Villa, artífice de todas y cada una de las reproducciones que aparecen en el recorrido. “Félix no podía faltar y tampoco su escultura porque no hay día que no nos manden fotos de ese busto y ese lobo que dejamos en Poza en la que padres y niños entretejen una comunicación en la que los niños son informados de quién fue este hombre”.

Un hombre, “único en su especie” que murió en Alaska en 1980 por causas que no se han llegado nunca a resolver. Es por ello que tanto Jiménez como Porter entiendan que “la muerte de Félix Rodríguez de la Fuente fuera un sabotaje”. “Eso es un misterio y lo que dijo antes de que volara también: qué bonito lugar para morir...”. 

Atapuerca y ¿el primer enterramiento?

Los primeros pobladores también se cuelan en la nave del misterio con una genuina obra de Villa que reproduce las prácticas caníbales de los hombres de Atapuerca. Con ello, se pretende mostrar “el gen caníbal” que “todavía existe” y que propició la caza y muerte de “mujeres, niños y hombres de forma igual”. Una práctica que ha podido corroborar con el científico José María Bermúdez, con el que “también hemos hablado de la magia de lo que pudo ser el primer enterramiento de la historia”.

Jiménez se refiere a la aparición de Excálibur, la pieza, también exhibida en la muestra mediante una fiel reproducción, “que emocionó a Bermúdez de Castro y al resto del equipo de Atapuerca”, al pensar que ese era el primer símbolo de una creencia en el más allá hace millones de años. Un enigma aún no resuelto y que la comunidad científica mira, en ocasiones, con celo.

Ovnis y zona oscura

La cuarta planta del Fórum Evolución es también el espacio en el que descubrir una amplia galería de “visitantes”. Así denominan Porter y Jiménez a la “visión” que distintas personas y personalidades del mundo de lo paranormal han tenido a lo largo de la historia de los objetos volantes no identificados (ovnis). Imágenes de distintos tamaños que ponen rostro a lo que ni el cine se ha atrevido a copiar con fidelidad por el desconocimiento de una realidad que nadie sabe si es tal.

No falta una zona oscura. La parte más macabra de la exposición pone rostro a la ‘Vampira de Barcelona’ y a la última ajusticiada en España, ‘la envenenadora de Valencia’. “La vampira no era tal sino una mujer que de noche acudía a las mayores fiestas de la sociedad catalana mientas que por el día raptaba niños para sacarles la sangre y los untos. Se pensaba que con esos ungüentos se curaban enfermedades como la tuberculosis”, explicó Porter.

Esa misma zona también hace referencia mundos ocultos como el de muñecas que han quitado el sueño a niños y no tan niños de distintas generaciones como ‘Anabel’. Una curiosa muñeca de trapo a la que se considera causante de diversas muertes, o Robert, un muñeco de trapo, con el que una criada despechada quiso cargar de muerte y culpas a la familia que le despidió. Misterios, leyendas o realidades. Todo en uno y hasta el 16 de abril en Burgos.