Molinos de Duero, capital de la Real Cabaña de Carreteros

Casona Carretera. Fotos: Mayka Ramos.

Si te adentras en la Sierra de Pinares de Soria hay un pueblo que te llama la atención por su nombre y esperas encontrarte con un montón de molinos a la vera del río Duero. No los busques, ya no existen los dos que tuvo el pueblo. Eran molinos harineros de dos ruedas cada uno y una sierra de agua. Pero no te preocupes, Molinos de Duero tiene mucho que ver y no te defraudará su visita. No en vano es de los pueblos más bonitos de Soria.

 

La historia de Molinos se remonta a la Época de los romanos, que por aquí trazaron una calzada, pero lo que puso en el mapa al pueblo fue la carretería. Y de eso tiene mucho que contar.

Molinos del Duero disfruta de un paisaje privilegiado, en un valle por el que discurre el Duero y rodeado de extensos pinares. Para llegar a él cogemos la N-234 y en Abejar nos desviamos por la CL-117. Tras 11 Km. y tras pasar por el Embalse de La Cuerda del Tozo, llegamos a nuestro destino. (Las vistas del embalse son espectaculares, pero hemos decidido dejar para otra visita su disfrute)

Lo primero que salta a la vista al llegar al pueblo son sus “casonas carreteras”, impresionantes casas en piedra, muchas de sillería, varias de ellas con escudos heráldicos. Y es que Molinos de Duero fue la capital de la Real Cabaña de Carreteros, que llegó a contar con 872 carretas, de la que se ocupaban 54 vecinos y daban trabajo al resto del pueblo. Esta Institución fue fundada por los Reyes Católicos en 1497, para fomentar el transporte de la lana, maderas, piedras  y todo tipo de enseres, además de servir en diferentes guerras.  Como se puede uno imaginar, la prosperidad del pueblo era envidiable. A todo esto hay que sumar la gran cabaña de ganado lanar, y bobino. En el siglo XVIII, se contaban con más de 15.000 ovejas, más de 7.000 cabezas propiedad de una sola persona. Otro tanto eran los bueyes que se encargaban de tirar de las carretas, contándose 2.617.

Para recordarnos su historia carreteril, han ubicado en el pueblo, junto a unos jardines, una carreta con un gran tronco encima, además de un potro para herrar los bueyes.

Para honrar al nombre del pueblo en varias zonas del pueblo  han colocado piedras  de molino.

Cómo antes dijimos, las casonas predominan en el pueblo, hasta dieciocho se han contabilizado.  Son casas con cerca de 600 metros cuadrados que se conservan en su mayoría en perfecto estado, a pesar del paso de los años. Varias de ellas ocupadas por establecimientos de hostelería. La más relevante es la Real Posada de la Mesta. A nosotros nos ha llamado la atención el cerramiento de forja en la ventana superior en dos de las casas.

Otro edificio que destaca es el actual ayuntamiento, ubicado en el edificio del antiguo pósito comarcal piadoso de 1789, donde en su fachada se sitúa la estatua de San Martín a caballo.

No pasa inadvertida la iglesia parroquial de San Martín de Tours del siglo XVI, siendo la única iglesia de estilo gótico de cruz griega de toda Soria.

Molinos del Duero es un pueblo que conserva sus tradiciones, como la “Pingada del Mayo”, las fiestas de Santiago o el Festival de Música Tradicional y Folclore que se celebra en julio.

No nos podemos marchar de Molinos del Duero sin dar un paseo por las orillas del Duero. Como hemos dicho es uno de los pueblos más bonitos de Soria y la visita no defrauda a nadie.

 

Texto: Vicente Vivancos

Fotos: Mayka Ramos