Molinos emocionará un año más con su Via Crucis viviente
Este especial momento dará comienzo a las seis de la tarde con salida desde la ermita del Santo Cristo, a 500 metros del pueblo
Son ya más de diez años llenando de emotividad y de fervor las calles de la localidad de Molinos de Duero en la tarde de Viernes Santo. Todo ello gracias a un grupo de en torno a unos cincuenta vecinos que, desde el año 2006, quisieron que estas señaladas fiestas contaran con algo especial entre la programación habitual de todos los años.
Y lograron acertar con la iniciativa de escenificar un Via Crucis viviente, que año tras año se realiza con verdadero esfuerzo y respeto de sus gentes hacia la pasión de estas fiestas. Con el tiempo, en Molinos han conseguido llevar a cabo lo que es hoy una de las citas de Semana Santa más importantes de la provincia, y el único Via Crucis viviente que se escenifica de todos los pueblos de la comarca de Pinares Soria.
“Queríamos hacer algo en estas fiestas que atrajera a más gente de la que viene habitualmente a la localidad. Los jóvenes lo promovieron en colaboración con el Ayuntamiento y poco a poco se fue haciendo realidad. El primer año no hubo mucha gente, pero ahora el pueblo se llena”, explica Miguel Bonilla, alcalde de la población.
Este especial momento dará comienzo a las seis de la tarde con salida desde la ermita del Santo Cristo, a 500 metros del pueblo. Siempre se realiza el mismo recorrido, puesto que en esta senda hay cruces de piedra y en cada una de ellas se para la procesión para escenificar los distintos pasos del Via Crucis.
Romanos, tamborileros, esclavos, carros... Todos, vestidos tal cual la época, irán avanzando lentamente hasta llegar a la Plaza Mayor, donde se escenificará el momento más importante: la crucifixión de Cristo ante la atenta mirada y el silencio del multitudinario público.
“Ese es el momento más impactante. La gran escenificación y la impresionante actuación del joven que hace de Cristo, hacen que a los que están presentes se les pongan los pelos de punta”, confiesan varios vecinos de la población.
Este Via Crucis viviente rondará la hora u hora y media de duración y, si el tiempo lo permite, se vivirá en Molinos de Duero una tarde en la que los colores del atardecer parecen asociarse con la propia escenificación generando magníficos escenarios que siempre son recogidos por las multitudinarias cámaras fotográficas que capturan el momento.