Salas de los Infantes volverá a salir a la calle para cantar las tradicionales "marzas"
El punto de partida será la Plaza Condestable de Salas de los Infantes el próximo jueves 27 de febrero. Todos los que deseen ir a cenar al Pelayo podrán apuntarse en la Mercería de Antonio.
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Un año más, Salas de los Infantes vuelve a celebrar el tradicional canto de las marzas. Estamos ante una iniciativa que trata de cuidar nuestras tradiciones y nuestro folklore como un elemento constitutivo de nuestra identidad cultural. La Escuela de Música colabora una vez más con una actividad cultural que va ganando fuerza y adeptos año a año.
Esta tradición, perdida en varias generaciones, ha sido posible recuperarla gracias a la ayuda de varios salenses que se preocuparon por escribirlas y al decisivo trabajo del catedrático de etnomusicología Miguel Manzano Alonso que transcribió musicalmente estas tonadas.
El canto de “Las Marzas", que se realiza la noche del último día de febrero, es una costumbre antiguamente muy extendida en la provincia de Burgos, y que aún se conserva en pueblos como Tordueles, Mecerreyes, Doña Santos, Baños de Valdearados, Caleruega, Rabanera del Pinar, Barbadillo del Mercado, Huerta del Rey, Lerma, Belorado y decenas de pueblos más.
Tras pedir el permiso a las autoridades, se encienden las hogueras, se apagan todas las luces y los vecinos entonan sus cantos dedicados a la primavera, a la mujer, a la petición de viandas y la despedida. “Las Marzas” es una de las fiestas más antiguas que se celebran en la provincia de Burgos. Su origen se remonta al periodo romano ya que eran los cantos con los que se homenajeaba al Dios de
la Agricultura.
Son también una exaltación del amor humano y de la feminidad personificada en las mozas a las que se ronda especialmente en esa noche y un canto a la mujer en general. Son tradiciones que, con un origen pagano, tienen aún vigencia en algunos pueblos y subyacen y conviven (como otras muchas tradiciones) con la cultura y civilización cristiana de esos mismos pueblos. Son tradiciones rituales muy antiguas que han pervivido en las sociedades rurales cerradas porque sintonizaban con sus intereses, deseos, inquietudes y aspiraciones, pues propiciaban a alguna divinidad para lograr la fecundidad de las cosechas y de los ganados.
Como dicen los últimos versos de las marzas “Adios todos, hasta otro año en que se repetirán” y en el que se invita en la próxima edición a toda la población salense que quiera participar en esta tradición ancestral.