San Leonardo de Yagüe tiene todo lo necesario para disfrutar de una tradición tan arraigada como es la pingada del Mayo: comida, pasacalles y ganas de pasarlo bien.
El primer día de mayo, los mozos suben al monte para, con ayuda de los bueyes ir bajando poco a poco el Mayo a pingar, pero antes de llegar al pueblo, se hace una parada para almorzar y reponer fuerzas.
Una vez llevado el gran pino a la localidad, hay que esperar a que finalice la misa para comenzar a subirlo, poco a poco, hasta que quede completamente erguido. Para conseguirlo, es preciso la colaboración y coordinación de los mozos, que, este año, se va a pretender que sean solamente aquellos que sean naturales de la localidad o que tengan ascendencia en la misma.
Los mozos se ayudan de sogas y de varias tijeras que ellos mismos hacen y, una vez pingado el Mayo, se desata la fiesta y la euforia.
Comida y Pasacalles
En San Leonardo de Yagüe se vive, desde hace años, una de las pingadas con más expectación, y la jornada, año a año, no cambia y se siguen manteniendo las mismas actividades post-pingada.
En primer lugar, los mozos solteros realizan una comida para celebrar, así, una labor bien hecha.
Pero lo que realmente une al pueblo es la fiesta que se lleva a cabo durante la tarde del 1 de mayo, cuando la charanga va amenizando un pasacalles por las calles del pueblo para todos los habitantes de la localidad, parando por todos y cada uno de los bares de San Leonardo bebiendo, comiendo y bailando al son de la música.
La pingada es, sin duda, uno de los días más esperados y celebrado en la localidad pinariega. Una tradición que no defrauda, una jornada en la que, los habitantes de San Leonardo de Yagüe, se unen con un único motivo: subir a lo alto el pino Mayo y pasar un día de celebración por todo lo alto.