Tolbaños de Abajo planta 25 alcornoques en la Dehesa para actuar de barrera en caso de un incendio
La localidad de Tolbaños de Abajo ya cuenta con unos nuevos vecinos vegetales, 25 alcornoques. El hecho de que sean nuevos, atiende a la razón de que es la primera vez que se planta esta especie arbórea en este municipio. El motivo principal de la plantación atiende a la necesidad de ubicar una barrera natural contra algún posible incendio. Por ello, estos ejemplares se han ubicado en la Dehesa de Tolbaños, una de las maravillas naturales con las que cuenta nuestra comarca y en donde se erigen sobre el terreno unos portentosos y bellos robles.
El alcornoque, explicaba Javier Saura, el bombero forestal que ha proporcionado los árboles, destaca por ser una especia que capta muy bien el carbono, lo que le convierte en un gran aliado contra los incendios, ya que actúa de manera natural atrayendo las llamas y conteniéndolas muy bien gracias su dureza y forma.
Saura calificaba al alcornoques como “el árbol que se ríe del fuego”, ya que una vez que arde y se quema, no necesita como otras especies renacer desde la raíz. Es más, se han dado casos en los que después de un incendio, pasados 15 días, el alcornoque ya está rebrotando en su parte más alta. En el país vecino, Portugal, ya está muy instaurada la plantación de alcornoques y la realidad es que si han demostrado ser de una gran utilidad para frenar la voracidad de las llamas.
Atendiendo a imágenes aéreas, se observaba como después de un incendio, otras especies como pinos estaban completamente calcinadas mientras que los alcornoques resistían. En este punto, es muy importante destacar que la dureza de este árbol actúa de manera completamente efectiva sino se ha extraído aún el corcho de su interior.
En el caso de que ya se haya producido algún tipo de extracción, puntualiza Saura, es necesario vigilarlo y cuidarlo debidamente, ya que sino las llamas son capaces de entrar por sus “heridas” calcinando a la especie desde el interior.
Este bombero forestal también ha augurado que vienen años por delante en los que los grandes incendios serán protagonistas, por lo que prevé que el alcornoque se convierta en el árbol predominante en buena parte de la península ibérica. Ahora bien, si es tan resistente y útil contra el fuego, ¿Cómo es posible que no se haya plantado en nuestra comarca?. Bien, en este punto cabe destacar que el “límite” del alcornoque siempre han sido los 700 metros, aunque también pueden vivir en mayores altitudes. Sin embargo, en estos casos se ha visto como el frío intenso, las nevadas y las heladas, lo han terminando “quemando” en muchos casos, aunque después hayan vuelto a rebrotar.
Este suceso hace entrever que esta especie es capaz de adaptarse al entorno respondiendo de manera positiva al frío y a las heladas, que es a lo que se enfrentarán los nuevos ejemplares plantados en la Dehesa de Tolbaños.
La recomendación de Javier Saura es la de animar a la plantación de estos árboles de cara al futuro, ya que aportan la tranquilidad de que pese a ser pasto de las llamas, van a ser capaces de continuar su camino hacia delante como si nada. Además, si por si esto fuera poco, son muy resistentes a la sequía, por lo que en episodios de escasez de lluvias lo único que notará el alcornoque será que crecerá de una manera más lenta, con muy bajas posibilidades de morir .
Por último, respecto a las posibilidades económicas que ofrece el alcornoque, fundamentadas en la extracción del corcho, las previsiones son menos halagüeñas, ya que las extracción del corcho se suele hacer en especies con 40 o más años de antigüedad y es una tarea que suele repetirse con una periodicidad de 9-14 años, según la producción y el destino del corcho.
EL ALCORNOQUE
El Quercus suber es uno de los componentes del bosque mediterráneo. Necesita más humedad y soporta menos el frío y nada la cal en comparación con la encina que lo substituye cuando no se cumplen, juntas, estas tres condiciones y en gran medida sucede conforme se va continentalizando el clima. Una de las razones es que la bellota del Quercus suber se produce en los meses de septiembre (migueleñas) hasta enero, cuando las heladas son mucho más frecuentes. El corcho parece ser fruto de la evolución de la especie para la protección contra el fuego, frecuente en este clima de veranos tan secos.