Universidades de Zaragoza y Lisboa colaboran con Salas en la investigación del i
Los restos fósiles proceden el yacimiento Oterillo II, situado entre Salas de los Infantes y Barbadillo del Mercado. El yacimiento fue objeto de tres campañas de excavaciones entre los años 2004 a 2006, financiadas por la Junta de Castilla y León y la Fundación Dinosaurios.
Los fósiles recuperados formaban parte de un esqueleto semicompleto y parcialmente articulado, con muchos huesos dispuestos tal como estaban en el animal en vida. Su antigüedad ronda los 125 millones de años, al principio del período Cretácico.
Ya se han publicado estudios previos sobre este dinosaurio en diversos foros científicos, en los que se le ha identificado como un dinosaurio saurópodo de gran tamaño (los saurópodos eran grandes dinosaurios con cola y cuello largos, cuadrúpedos y herbívoros).
El proceso de análisis de este dinosaurio está finalizando a la par que terminan los trabajos de preparación y consolidación de sus fósiles por personal especializado del museo salense. Se da la circunstancia que el estado de conservación de los fósiles es muy delicado. Los últimos trabajos de preparación de los huesos fosilizados han proporcionado datos sorprendentes: un gran bloque rocoso de unos 3 m. de longitud contiene 4 vértebras del cuello del animal, 2 de ellas prácticamente completas. Cada vértebra tiene un tamaño notable: superior a 1 metro de longitud y con 90 centímetros de altura.
Las características de estas vértebras recuerdan a dinosaurios emparentados con el famoso braquiosaurio, conocidos como “dinosaurios jirafa”. Esos dinosaurios poseían un cuello extremadamente largo: podría ser el doble de la longitud del tronco y tan largo como su cola. En el caso del dinosaurio burgalés se estima que su cuello alcanzaría los 11 metros de largo. Otras cifras dan idea del gran tamaño de este dinosaurio: su cabeza podría estar 16 metros por encima del suelo, y su peso superaría las 44 toneladas.
El cuello de estos dinosaurios tenía bastante movilidad, al poder disponerse casi vertical; eso les permitía conseguir alimento de árboles de gran altura. Estos cuellos eran una auténtica obra de ingeniería evolutiva que ratifica la gran capacidad de adaptación de los dinosaurios a los ecosistemas y ambientes que ocupaban, una de las bases de su éxito en la era Mesozoica.
La presencia de un dinosaurio de estas características en Europa es uno de las cuestiones más llamativas de la investigación que se lleva a cabo. Los paleontólogos portugueses y españoles esperan publicar en 2017 los resultados de su estudio, que pondrá de nuevo el foco de la paleontología mundial en la Sierra de la Demanda burgalesa.
Salas de los Infantes, 16 de diciembre de 2016.
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