Tal vez ahora que aparecen más datos y especiales sobre el difunto obtenga un mayor reconocimiento por mi parte. Ya saben cuál suele ser el desenlace cuando la mayoría de la gente habla bien de uno… Pero he empezado a recordar. Hará como un par de años pasó por la radio para una entrevista y me sorprendió gratamente. Era un veterano con un cierto grado de humildad. Sereno, especialmente analítico, dejó a la audiencia un par de perlas filosóficas en unos 8 minutos. El domingo, mientras pasaba instintivamente canales, como millones de personas confinadas, me detuve en Cuatro, donde emitían un documental de este poli artista nacido en Manila. Entre otras cosas, allí me enteré de que nació en Filipinas en plena segunda guerra mundial y que tuvo dificultad para estudiar en español cuando en 1954 se trasladó a Madrid. Tampoco sabía que su instinto artístico se había asomado por el lado de la pintura y que la poesía llegó a él por influencia de un profesor de apoyo que le introdujo en esa rama. De la poesía a la canción, “después de escuchar a Dylan y con cuatro acordes de guitarra”, surgió el cantautor que se hizo popular.
19 discos de estudio es un buen curriculum. Aunque en sus orígenes se enfrentó a la industria de la música y estuvo 5 años “desaparecido” volvió porque según él, “Podía ser más trascendente y llegar a mucha más gente con sus canciones”. Supongo que algo de peso tendría la economía en esa decisión…. El caso es que regresó y ya no se fue hasta que en 2016 sufrió un infarto que lo mantuvo confinado hasta el pasado 4 de abril. No se sabe si con la ayuda del maldito corona virus. Como comentaba antes, cuando vi el documental me impresionaron algunas de sus reflexiones sobre el ser humano, “Somos lo peor. Para sobrevivir en esta jungla hay que ser un monstruo”, generalizaba. “Hay que recuperar al ser humano que llevamos dentro, vivir, disfrutar de la vida y…soñar”.
Y lo que me ganó para su causa, seguro que sin ninguna intención por su parte, fue su filosofía sobre la “necesidad de ponernos en la piel del otro”. Definitivamente este hombre, dicen que comprometido con la realidad aunque alejado de ideas políticas (lo dudo) atinó en el centro de la diana. Esa es, para mi, la piedra filosofal sobre la que se asientan todas las religiones, códigos éticos y morales y demás soflamas sermonianos. La madre del cordero, que diríamos en Castilla. Esa es la esperanza que nos queda: ponernos en la piel del de al lado. Y Aute lo expresaba también en sus canciones:
Voy buscando la razón de tanta falsedad. La mentira es obsesión y falsa la verdad. Qué ganarán? Qué perderán? Si hasta los dioses caerán. Es más fácil encontrar rosas en el mar
Encantado de haberte “conocido” aunque sea tarde porque puede que Al alba se fuera para no volver. Descansa en paz, artista!.