¿Coronavirus?,¿Qué coronavirus?, por José Antonio Perdiguero

¿Acaso teníamos dudas que tras el periodo navideño íbamos a sufrir un nuevo repunte de casos, al cual algunos ya llaman tercera ola? “Manda guevos”, como dijo aquél, que nos sorprendamos por los nuevos y contundentes datos de contagiados (y pronto fallecidos) que aumentaron como una onda expansiva tras las no fiestas navideñas.

 No hay que ser experto en epidemiología para deducir que esto iba a pasar. Por lo menos, muchos nos lo esperábamos. Me encanta como lo expresa  Javier Vizcaino en su artículo de Deia: “Tener la certeza absoluta de que ocurriría no evitó que muy buena parte de nuestros congéneres siguieran haciendo todo lo que sabían que no debían. Terrazas e interiores de tascas a reventar…, centros comerciales hasta las cartolas, comidas familiares y chuflas sociales… con banda sonora de Alaska: ¿A quién le importa lo que yo haga? Y si algún manso cometía la osadía de llamar la atención sobre el despropósito, sobre él o ella caían rayos de indignación por cenizos, chivatos y correveidiles” Y responsables, añadiría yo.

Hay gente que achaca gran parte de lo que está ocurriendo a la juventud, a la chavalería. Es posible… esa fuerza vital de la edad que se traduce en pensar que eres invencible y de que a ti no te puede ocurrir te pasa factura por inexperiencia pero detrás de cada joven hay un adulto, o más, que deberían poner en su sitio a sus vástagos o pupilos. Eso sin mencionar que hay jóvenes con más cabeza que muchos mayores. Todos tenemos nuestra parte de culpa, sin duda, pero ésta es una situación que casi nadie había vivido, por lo que  deberíamos ser, por tanto, más cautos. ¡Hagamos caso a los expertos, por favor!

Y aunque no soy yo ferviente defensor de la clase política les eximo de culpabilidad en una primera fase. Luego, si acaso, podrían ser culpables por no habernos atado más en corto de lo que lo han hecho. También está la disyuntiva salud versus economía. ¿Nos morimos por el virus o por la falta de trabajo? Dura y difícil decisión. Al final, esto es cosa de cultura. De pensar más en el colectivo que en el individuo. De que cada uno aporte su granito de arena. Fácil decirlo pero utópico ponerlo en práctica en una sociedad como la nuestra.

Con los que no puedo son con los que apuntan a conspiraciones y con los que niegan la pandemia…hasta que se contagian (personajes como Trump, Bolsonaro, Boris Johnson…encima dirigentes públicos). ¡Un viaje por las UCIs de nuestros hospitales sería una buena terapia previa, o mejor, unas cuantas guardias de noche!

“Y ahora qué?, se pregunta Vizcaino, “Pues ahora, otra vez nada. A buscar el modo de saltarse las nuevas medidas” y a confiar en las vacunas y, antes que eso en la vacunación, compañero. Porque si tenemos que confiar en nuestros congéneres…