viernes. 22.11.2024

Cuando se murió el Joselito, por Juan Largo

Un hijo puta, eso es lo que eres, me dije cuando lo del Joselito, cuando se murió y yo encima no soporté el funeral en la iglesia del barrio y me vine aquí, al Antón, a echar un trago, porque lo del Joselito yo no lo aguantaba, yo creo que no tenía ni cincuenta años, que es la edad del medio siglo y él había podido vivir otros cincuenta cómodamente. 

 La putada que le hice, oye, aquel día de verano, que me dice el Joselito, mira que yo le voy a comprar algo a la Marisa, porque es su cumpleaños, y lo siento, siempre lo he sentido por la Marisa, aunque esté casada con el Antón, siempre he sentido algo por la Marisa, lo llevo en el alma, Floro, tengo que comprarle algo para su cumpleaños, yo creo que necesita una cadenita de oro  y un botiquín en el estante del bar, por si le pasa algo a alguien, nada más, y le va a gustar, y ya de paso le digo que me gusta ella a mí, que la llevo como un tesoro del corazón y que si se ha casado con el Antón, yo igual le podía haber dado mejor vida, y es que eso de estar con el Antón, para darnos cuatro chatos, me parece un desperdicio, y el Floro va y le dice al Joselito que compre lo que quiera, pero luego el Floro deja que el Joselito se perjudique y aproveche el Floro y le regala, el Floro, el botiquín y una flor del parque, a la Marisa, y le digo a la Marisa que siempre me ha gustado un poco, y el Floro coge la cadenita y se la guarda en el bolsillo de la chaqueta, mientras el Joselito duerme la melopea y los ojos de Marisa brillan y hacen relucir la tarde de agosto y luego le digo al Joselito que se lo han llevado todo de la mesa, uno que pasaba por aquí, y esa fue la putada que le hice al Floro, un hijoputa eres, ya te digo, Floro, si tienes huevos has de darte cuenta de que no tienes conciencia, ahora el día que se murió el Joselito, algo te dio un clik en el corazón, creíste que tu corazón se paraba y que te ibas a morir tú, porque tenías envidia de que se hubiera muerto el Joselito, pues acudió toda la peña de la casa del Antón al funeral, y vas y te rajas con lo de no aguantar en la iglesia, que el cuerpo te pedía un vinito, ya, si para borracho sí sirves, Floro, el Joselito no tanto, que bebía por necesidad, porque estaba muy lejos de su pueblo, de más allá del Duero, de la parte de Burgos, y ya me había parecido a mí siempre un poco extranjero, y se había venido a esta capital a trabajar en la construcción, hasta se hizo del PC, pero se había dedicado a darle a la bebida, por un amor en su pueblo, una mujer que lo dejó y Joselito lo sintió tanto que cruzó la frontera y se vino para acá, la putada que le hice con lo de Marisa, solo lo sé yo, pero es una putada, por eso es mejor que no dejes de beber, Floro, hasta reventar, ahora te acuerdas del Joselito, ahora que ha tocado la lotería en este bar, hasta después del virus, no sé cómo no estás muerto, Floro, por eso se murió el Joselito, por la pandemia, no por la bebida, y por no poder beber, sobre todo, con el bar del Antón cerrado cuatro meses, con lo bien que le había venido ahora al Joselito aunque solo fuera un pizco de la lotería de la peña, llora, llora, llora, Floro, que el Joselito ya no lo va a poder disfrutar, ahora que todos vamos a tener un Rolls en la puerta con una choferesa alta y guapa, llora, Floro, que para eso tienes huevos y te das cuenta de que querías como un hermano al Joselito, el Joselito, si ahora levantara la cabeza…

Cuando se murió el Joselito, por Juan Largo