El poder de la imaginación
Veo desde mi ventana de la habitación donde escribo un paisaje de leyenda, de ensueño, de irrealidad. En un mismo abrazo, las nevadas de las cumbres montañosas y el blanco generoso de los espinos en flor, enmarcan el verde reciente de los prados.
Es una primavera desafiante, retadora, como si sufriera de una paranoia. Bajo este mismo cielo vivimos la crisis económica que va dejando sombras del paro, de recortes en Sanidad y Educación, de banqueros jubilados con sueldos desmedidos, de personajes corruptos, de políticos ineptos…Un hartazgo.
Por suerte tengo la oportunidad de llevarme al cuerpo, sin ir a la capital, un masaje terapéutico, que me va a realizar una profesional, para aliviar mis tensiones de indignación. Su imaginación y el paro le han llevado a instalarse como autónoma en nuestra tierra, y no le va mal. Eso dice, y que está contenta con su decisión. Pienso en nuestros jóvenes de Pinares y sueño que el futuro deambulará por entre esa masa neuronal de sus cerebros y se detendrá en ese pliegue preciso donde se asienta la imaginación. Entonces la sierra ha de conocer una economía próspera y permanente. Por ahí se escriben propuestas que suenan a gloria: agricultura ecológica, desarrollo ganadero de calidad, análisis y tratamiento de los recursos de nuestros bosques… Veo también una negrura espesa: muchos de nuestros jóvenes, en la era de la informática, no podrán hacer sus trabajos desde sus domicilios por carecer de acceso a Internet, algo que individualmente supone un freno económico pero que podría subsanarse con una cobertura colectiva por parte de los ayuntamientos.
A Francia llegó la rebelión de los estudiantes y trabajadores en “Mayo del 68”. Ello supuso un cambio de valores: una sociedad individualista suplantó a una sociedad jerarquizada. Su lema: “La imaginación al poder”. Ese mismo año se vivió “la Primavera de Praga”: una lucha contra la represión y la burocracia abusiva de Partido Comunista Checo. Lo cuenta en su libro Miguel Delibes que fue invitado a ese país y lo vivió. Sueño en la primavera de nuestros jóvenes emprendedores. Creo en su poder de imaginación. Lo creo.