La influencia de la OPEP y el resurgir del esquisto encarecen la energía fósil, por Alberto Gómez Consejero delegado de Rebi
Este año arranca con marcas subidas en los carburantes. Y es que la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) acordó prorrogar nueve meses más los recortes de 1,8 millones de barriles diarios.
Mientras el panorama internacional continúa decidiendo lo que debemos pagar por la energía que consumismos en función de sus intereses, miles de sorianos han dado la espalda a la especulación y han apostado por las energías renovables que se asientan sobre la estabilidad económica, y en concreto por la energía térmica de biomasa frente a un oro negro que se agota.
Estos miles de sorianos han entendido que es más inteligente invertir su dinero en energía que les proporciona independencia, estabilidad y menor coste a la vez que aseguran la renovación de los combustibles que las producen apostando por el desarrollo de su provincia y los recursos naturales que alberga. También lo han entendido las empresas que se sirven de energía térmica para su actividad, el precio estable de la biomasa permite aumentar la competitividad de industrias como la agroalimentaria.
La capital soriana acogía hace unos días el congreso de alcaldes en el que se disertaba en torno a los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible marcados en la Agenda 2030 en la que la protección del medio ambiente ocupa un lugar muy relevante. El uso de energías renovables como la térmica de biomasa contribuye a la lucha contra el cambio climático y la eficiencia en el uso de los recursos naturales, tal y como han reconocido Naciones Unidas. Una sociedad avanzada y moderna debe comprometerse a la reactivación económica a partir de un modelo de economía inteligente, sostenible e integradora, es decir, de una economía eficiente en el uso de los recursos naturales y de la energía, que base su competitividad en la innovación y la sostenibilidad.
Soria es pionera en la implantación de sistemas de gestión ambiental gracias a la confianza que ha depositado en la Red de Calor con biomasa y que es sinónimo de ahorro energético a través de las calefacciones alimentadas con biomasa.
La estampa internacional petrolera choca con la imagen que deja la Red de Calor de Soria en su central térmica del Mirón donde se producen descargas diarias de camiones repletos de astilla de madera extraída de los montes de Soria, libre de impuestos especiales, limpia de especulación, y renovable en su producción.
El precio del barril de petróleo de calidad Brent ha superado ya esta semana los 68 dólares, concretamente a mediodía del 24 de enero ha alcanzado los 70 dólares, precio máximo desde la primavera de 2015. De este modo, en lo que va de 2018 el petróleo acumula una revalorización del 2%, tras despedir 2017 en 66,87 dólares por unidad. Entre las causas se encuentra el recorte de producción de la organización de productores, lo que supone retirar del mercado 1,8 millones de barriles diarios. Es en este momento cuando, de nuevo, los productores de ‘shale oil’ de Estados Unidos están reabriendo las explotaciones que tuvieron que cerrar sus puertas, con la presión a la baja de los precios que aplicaron los exportadores árabes para terminar con el mercado que entonces emergía de hidrocarburos no convencionales.
Desde que el precio del petróleo se desplomara hace tres años y medio, el mercado mundial del oro líquido ha vivido en una montaña rusa en respuesta a la especulación internacional, puesto que tan pronto subía su cotización como bajaba su precio en el mercado de futuros; el primer gran golpe se produjo en 2014, cuando el precio del barril pasó en solo seis meses de cotizar por encima de los 110 dólares a pagarse por debajo de los 50 dólares. El segundo episodio en la depresión de los precios se marcó el 20 de enero de 2016, cuando su precio cayó a mínimos que no se veían desde 2003, cotizándose por debajo de los 28 dólares el barril.
Desde entonces, el precio del barril de Brent se encuentra en una espiral alcista que le llevó a superar la barrera de 65 dólares la segunda semana de diciembre, lo que supone una revalorización del 16 por ciento en lo que va de año y un 124 por ciento más desde el punto más bajo de enero de 2016. Sin embargo, dicha subida no se ha visto totalmente reflejada en esa magnitud en el mercado finalista debido a la revaloración del euro frente al dólar, lo que ha suavizado los incrementos en estas cifras.
Este año arranca con marcas subidas en los carburantes. Y es que la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) -liderada por Arabia Saudí-, y otros diez productores no miembros de la OPEP -entre los que se encuentra Rusia-, acordaron el pasado 30 de noviembre en Viena prorrogar nueve meses más -hasta finales de 2018-, los recortes de 1,8 millones de barriles diarios. También se añadió una cláusula de revisión del acuerdo para la próxima reunión de junio de 2018 por si antes de que finalice el año el mercado se sobrecalienta en exceso.
A esto se suma los riesgos geopolíticos en Oriente Medio -especialmente las tensiones políticas entre Irán y Estados Unidos-, los conflictos entre el ejército y las fuerzas kurdas en Irán y la campaña anticorrupción en Arabia Saudí, que también podrían jugar un papel importante en el desarrollo de los mercados.
Varios factores más van a influir en los próximos meses en la evolución del precio del crudo, entre ellos el cierre del mayor oleoducto de Reino Unido, por el que pasa un 40% del suministro de gas y petróleo del Mar del Norte, que ha obligado a los operadores de hasta 85 yacimientos a recortar la producción; influye también el fuerte crecimiento de la demanda ante el estímulo que supone para los consumidores los precios más baratos registrados hace unos años. Tampoco Venezuela, como miembro fundador de la OPEP, se mantiene al margen. Su producción ha caído en picado ante la crisis financiera y política que vive el país, lo que ha llevado a muchos analistas a pronosticar que este año podría haber problemas de suministro.
Los vecinos de las Comunidades de Propietarios de Soria con quienes tenemos contacto a diario no solo están concienciados en torno a la protección del medio ambiente, sino que ven en las redes de calor una manera de desligarse de la hasta ahora impuesta especulación de petroleras, gasistas, gobiernos y estrategias de mercado.