Next Generation, por Luis Marcos
El pasado mes de Julio, la Unión Europea cerró un acuerdo histórico para reanimar la economía europea, un enorme paquete de fondos convertido en un significativo apoyo a los países más castigados por la pandemia del Covid-19, como España e Italia, y que incluye grandes novedades, como la emisión de deuda común.
El Fondo de Recuperación llamado «Next Generation EU» está dotado por 750.000 millones de euros, de los cuales finalmente 390.000 millones de euros lo serán en forma de subvenciones y 360.000 millones en créditos, y tiene como objetivo movilizar recursos públicos europeos para afrontar las consecuencias económicas y sociales surgidas con crisis del Covid-19 y que las recuperaciones de las economías de los países europeos sean lo más rápido posible.
España será el segundo más beneficiado, con una asignación total de en torno a 140.000 millones de euros. De esta cantidad, 72.750 millones llegarán en forma de transferencias directas, que se tendrán que ejecutar entre los años 2020 y 2026, y el resto de los recursos en forma de préstamos.
El Plan que presenta el Gobierno de España, denominado Plan Nacional de Recuperación, Transformación y Resiliencia, se dirige a esos sectores productivos con mayor capacidad de transformación de nuestro tejido económico y social a través de diez mecanismos, de los cuales me voy a referir, por su singular interés para la comarca de Pinares a la Lucha contra la despoblación y el desarrollo de la agricultura (16% de los recursos), al Impulso a las Infraestructuras y los ecosistemas resilientes (12% de los fondos) a través de proyectos como el Plan de Conservación y Restauración de Ecosistemas, el Plan de Preservación de Infraestructuras Urbanas, Energéticas y de Transporte y a la Transición energética justa e inclusiva, a la que se destinará el 9% de los recursos a través del Plan Nacional integrado de Energía y Clima.
En suma, se trata de una oportunidad histórica única para resolver problemas estructurales del modelo económico y social de España con criterios sociales, ambientales y de la nueva economía (neutra en carbono y de residuo cero). Un momento clave para reforzar un tejido económico alternativo, minimizar sectores contaminantes, optar por la sostenibilidad, y materializar las transiciones necesarias para cumplir los Objetivos del Desarrollo Sostenible 2030 de Naciones Unidas. Pero esos cambios potenciales pueden quedar truncados, si esta inédita inyección económica no se articula con una mirada ecosocial rigurosa y ambiciosa, sino ponemos en el centro a las gentes y a los territorios rurales de la España Vaciada, y nos fijamos solo en los miles de millones de euros.
La cohesión social y territorial y la transición ecológica, junto a la transformación digital y la igualdad, enmarcan el diseño del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, elementos clave para afrontar el reto demográfico, luchar contra la despoblación, y para asegurar que los efectos del Plan lleguen a todo el territorio, incluidos los pequeños municipios rurales o las áreas afectadas por el declive demográfico. El Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico ha lanzado una Manifestación de Interés orientada a identificar y localizar proyectos solventes con impacto para el reto demográfico y la lucha contra la despoblación que ya se están llevando a cabo, en relación con algunos de los componentes que configuran el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia.
En particular, de cara a maximizar el impacto de los proyectos impulsados en el Plan, se pretende identificar actores interesados en desarrollar actuaciones en materias claves para el reto demográfico, y orientadas a los municipios de menos de 5.000 habitantes, como el impulso a la transición energética, el desarrollo de la bioeconomía, a través del aprovechamiento sostenible de recursos endógenos, el saneamiento y depuración en núcleos rurales, la conectividad digital en áreas rurales de difícil cobertura, los destinos turísticos sostenibles en el medio rural o la recuperación del patrimonio y difusión de proyectos culturales.
Son buenas noticias para el Medio Rural, para la España Vaciada y para la Comarca de Pinares; pero al mismo tiempo constituyen un enorme reto para tratar de presentar Proyectos solventes, que puedan ser aprobados y financiados y que supongan un cambio sustancial en la vida de nuestros pueblos, generando alternativas reales, en el terreno económico, social y ambiental, que frenen el ocaso demográfico e impulsen la repoblación. Y nos lo vamos a jugar todo a una carta que pasará ante nuestros ojos con la velocidad de un tren que no suele parar en las estaciones secundarias, y que se dilucidará en los primeros meses de 2021. El Gobierno debe mostrar los proyectos elegidos a la Comisión Europea antes del 30 de abril de 2021
El Gobierno Central, que cocina todo este proceso desde una reducida oficina acantonada en La Moncloa, quiere catalizar procesos exprés, para lo cual está modificando la Ley de Administración Pública proponiendo para ejecutar el Plan de Recuperación la creación de una figura mixta entre Estado y empresas. Son los llamados PERTES, Proyectos Estratégicos para la Recuperación y Transformación Económica, una unión entre Estado y empresas para desarrollar apuestas a las que las empresas no se arriesgarían en solitario. Las empresas que utilicen esta figura en esos planes tendrán preferencia en el cobro de subvenciones porque se considerará que concurren razones de interés público y preferencia en el cobro de convenios que se cobrarán por adelantado hasta el 90%. El borrador de la modificación legislativa en marcha para gestionar los contratos financiados con estos fondos europeos apunta la posibilidad de privatizaciones y colaboraciones público-privadas poco garantes con el objetivo verde y social del Plan de Recuperación.
Es mucho lo que nos jugamos en nuestra comarca burgalesa-soriana de Pinares y son muchas las incertidumbres y amenazas que se ciernen en la aplicación del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia en nuestra tierra. ¿Tendremos músculo suficiente para que empresas endógenas e instituciones de este territorio, creen rápidamente consorcios que catalicen proyectos elegibles? ¿O serán las grandes empresas españolas de la construcción y la energía, ahora mutadas por el olor del dinero fácil, en ecológicas, sociales y repobladoras, quienes se llevarán todos los recursos después de desarrollar los proyectos que les interesen, aunque sean ajenos a la realidad social de Pinares?
La premura y la falta de control y de transparencia pueden llevarnos a que todo el pastel se reparta entre consultoras y grandes empresas, que presentan sus proyectos a contrarreloj, sin que muchos de ellos evidencien proceso de transformación socioambiental. Como las Administraciones no tienen medios para gestionar bien los fondos, crece el riesgo de externalizarlos expeditivamente al sector privado en proyectos sin criterios sostenibles, con escasa condicionalidad verde. Mucho me temo, y es un riesgo evidente, que se acabe favoreciendo a grandes actores privados en sectores como la energía, construcción, logística, transporte, telecomunicación, alimentación, etc. en detrimento de los pequeños, las Pymes, que precisamente son los locales, los cercanos, los que están implantados en el territorio, porque los foráneos, cogerán el dinero y se marcharán cuando se acabe.
¿Está Pinares, sus empresas, sus gentes y sus instituciones preparada para pilotar proyectos tractores endógenos, con claro contenido social y verde, que transformen nuestra tierra, poniendo el foco en la repoblación y en fortalecer un tejido económico resistente y nuestro? En nosotros está la respuesta.