Nunca nos paramos a pensar en nuestros propios comportamientos o actitudes. Resulta fácil instalarse en la exigencia y la difamación sin estar dispuesto a dar un paso al frente por los demás. Quizá algún día aprendamos a ser ecuánimes y autocríticos.
Si bien es verdad que se han cometido hechos deleznables, no es menos cierto que siempre hemos sufrido abusos y corruptelas, en más o menos escala, tanto en pequeños municipios como en las ciudades y hasta de los propios gobiernos de turno. Todo ello, ha sido y es fruto de la miseria humana que perdura a través de los siglos. En modo alguno pretendo justificar ese tipo de conductas, pero ni con agresividad verbal ni con violencia se corrigen. Es cuestión de pedagogía guiada a recuperar los valores perdidos, a disminuir la crispación y a invertir la expresión de Machado hasta conseguir que sean nueve los que piensan y uno el que enviste.
Si buceamos en ese campo de la desvergüenza, resulta curioso el silencio respecto a la designación de “cargos de confianza” en la función pública que, sin duda, va en detrimento de los funcionarios de carrera y avala el obscurantismo. Y poco se dice del “enchufismo descarado”, o de utilizar el procedimiento de “concurso” en vez de la subasta a la hora de adjudicar obra pública. Estas prácticas pueden gozar de legalidad, pero son el origen del abuso interesado.
La otra realidad es que en esta España nuestra, a pesar de la crisis económica y de la brutal cifra de paro, se vive mejor que en el resto del mundo. Luego, alguna virtud tendremos sus moradores. Así pues, sería conveniente reflexionar sobre nuestra historia, pensar en positivo y trabajar en aquello que somos capaces de hacer desde la sensatez y la coherencia. Hasta es posible conseguir que algunos políticos colaboren y aprendan a servir y no a servirse.
Decía mi progenitor: “Nadie da duros a cuatro pesetas. Para repartir, primero hay que tener. El carro solo se mueve empujando todos en la misma dirección”. Pura y simple sabiduría popular.
Pues bien, conforme se observa en tertulias, debates, prensa y mentideros, estamos viviendo un momento político especial, delicado y trascendente. Si algo hemos podido descubrir en estos seis meses de despropósitos cometidos por la clase política, son las intenciones y capacidades de cada uno de los partidos. Nadie se puede llamar a engaño. Nuestro futuro dependerá, sí o sí, de ellos. Luego, a partir del día 26 de junio actual, no busquemos culpables. La responsabilidad será tuya y mía.
Vilviestre del Pinar, 16 de junio de 2.016.
Fdº. Julián Chapero Vicente.
DNI. 13261374B.