EL RINCÓN DE GERMÁN
09 de diciembre de 2015 (17:45 h.)
SHERLOCK HOLMES, EL REFLEJO DEL ALMA DE UN ESCRITOR INMORTAL, por Germán Martínez Rica
Arthur Ignatius Conan Doyle nació un 22 de mayo de 1859 en la maravillosa, enigmática y señorial ciudad de Edimburgo. Estudió en las universidades de Stonyhurst y de Edimburgo, en esta última la carrera de medicina entre los años 1876 y 1881. En 1882 se mudó a Portsmouth en Inglaterra donde instaló con escaso éxito una clínica donde poder ejercer la medicina. Allí se dio cuenta de que quería dedicarse a la que siempre había sido su gran pasión, la literatura. Su decisión fue acertada y el éxito editorial llegó pronto. En 1887 se publicó “Estudio de Escarlata”, una de sus obras más importantes y admiradas en la que daba vida al famoso detective de ficción Sherlock Holmes. Doyle construyó al personaje basándose en la vida y en la forma de ser y de pensar de un profesor que conoció durante su etapa como estudiante universitario. Holmes, al igual que su mentor, poseía una más que ingeniosa habilidad para el razonamiento deductivo. Del mismo modo, igual de excepcionales y curiosos fueron también el personaje de Doctor Watson, su torpe y bondadoso amigo que narra los cuentos y el del archicriminal profesor Moriarty. Otras de sus grandes obras fueron “El signo de los cuatro”, “Las aventuras de Sherlock Holmes”, “El sabueso de Baskerville” y su “Ultimo saludo en el escenario”. Conan Doyle murió un 7 de julio de 1930 a la edad de 71 años de un inesperado ataque al corazón. Su legado permanece, está vivo en la memoria colectiva y Sherlock Holmes, su gran personaje literario, sigue siendo hoy en día objeto de estudio y admiración para los amantes de la literatura y del cine. Doyle hace honor a lo que un día dijo el gran filósofo y escritor Miguel de Unamuno; “el escritor sólo puede interesar a la humanidad cuando en sus obras se interesa por la humanidad.