El sol sonríe de nuevo en El Valle del Arlanza, por Germán Martínez Rica
Dicen que soy un héroe, yo débil, tímido, casi insignificante, si siendo como soy hice lo que hice, imagínense lo que pueden hacer todos ustedes juntos.
Dicen que soy un héroe, yo débil, tímido, casi insignificante, si siendo como soy hice lo que hice, imagínense lo que pueden hacer todos ustedes juntos. Mahatma Gandhi, el gran defensor indio de la paz pronunció esta maravillosa frase en defensa de la lucha por el bien común. Allí arriba, en el Fuerte de San Carlos, Gandhi y su filosofía se convierten en un recuerdo maravilloso que me hace sonreír mientras el sol acaricia mi piel. El viento suave del verano me deleita con una música maravillosa susurrando a mis oídos fantásticas historias pasadas. Son cuentos y leyendas de batallas, de guerras celtas, de contiendas entre moros y cristianos, o de enfrentamientos liderados por el cura Merino en la guerra de la Independencia. Desde allí oteo el horizonte. Ante mí se yergue orgulloso de nuevo el cementerio de Sad Hill. Han pasado cincuenta años. Allí, en nuestro valle del Arlanza, Leone rodó El Bueno, el Feo y el Malo, una de las mejores películas de todos los tiempos. Hoy, gracias a algunos “locos maravillosos”, estos escenarios han vuelto a la vida. Gengis Kan dijo una vez que una flecha sola puede ser rota fácilmente, pero muchas flechas son indestructibles. Y ahora somos muchos. Y allí, desde el torreón celta miro al sol que me sonríe y me saluda porque está contento. Su mágica luz vuelve a hacer sombra sobre las tumbas del cementerio de Sad Hill. Leone ha vuelto. Y con él Morricone, Wallach, Van Cleef, Domingo Contreras, Abilio Abad, Julio Martínez y tantos hombres de nuestra tierra que hicieron que este filme sea recordado como uno de los mejores de la historia del cine. Clint Eastwood no tiene por qué volver, porque realmente nunca se fue. Y seguro que él abrazaría y defendería la frase de Gandhi. La unión hace la fuerza y después de mucho tiempo comenzamos a estar unidos de nuevo.