Con esta ingenua y barroca publicidad se pretendía atraer turistas a Vinuesa. Entonces no eran turistas, sino veraneantes que comenzaron a llegar, como a otros pueblos de Pinares, hacia los años veinte del siglo pasado. Llegaban desde ciudades como Zaragoza donde algunos médicos ponderaban las virtudes que para sus enfermos tuberculosos. Sagas de médicos "maños" como los Rivas o los Lasierra recomendaron a muchos pacientes los aires pinariegos para sus dolencias pulmonares.
Ellos mismos se establecieron con sus familias como veraneantes asiduos de la villa de Vinuesa que siguen frecuentando sus numerosos retoños. Aunque Vinuesa era ya lugar de veraneo y hasta de residencia para los indianos, hijos del pueblo, que habían "hecho las Américas".
La presencia de los "americanos" en Vinuesa a comienzos del siglo era tan notoria que el propio Machado la califico de "opulenta villa de indianos".El paisaje y el noble caserío fueron y siguen siendo actualmente, el atractivo fundamental de esta villa. No existía, entonces ,el extenso espejo de agua del actual Embalse de la Cuerda del Pozo. A La Laguna Negra, entonces, sólo subían los pastores o algún intrépido excursionista, generalmente, a lomos de caballo o de burro. Y al puerto de Santa Inés sólo se pudo subir en coche a partir de los años sesenta.
Hoy ,cuando la suerte de pinos no vale nada, cuando las fabricas se cierran se habla del turismo como fuente de riqueza. Bien el turismo puede ayudar a algunos, pero no hay que olvidar la industria y la ganadería. Los beneficios del turismo deberían llegar a todos los vecinos residentes en estos pueblos, pues ellos son los propietarios de estos bienes comunales hoy tan improductivos ,de estos montes, de estos paisajes, de estas casas que atraen al visitante y ellos deben ser los primeros interesados en conservar y proteger ese monte y esos recursos., esta Reserva de la Biosfera".