Las universidades son instituciones que, surgidas en su primera formulación en la Edad Media, han ido evolucionando a lo largo de más de 800 años hasta convertirse en todo el mundo, en centros que focalizan su actividad principalmente en la enseñanza superior y en la investigación científica, implicándose también, aunque de forma menor, en otros ámbitos, como la cultura, el deporte, el medio ambiente o las problemáticas sociales.
Algunas de las críticas que con más frecuencia escuchamos quienes pertenecemos al mundo universitario, y que muchas veces tienen su parte de razón, se centran en que se trata de instituciones que no se acompasan plenamente al ritmo de los tiempos, siendo su formación y su producción científica demasiado teórica o alejada de la realidad social. Aún así, las universidades, tanto en España como en otros muchos países del mundo, son los principales referentes en innovación, investigación y enseñanza superior, muy por encima de la actividad de empresas y otros organismos públicos y privados.
Ahora que los problemas relacionados con la despoblación y el envejecimiento rural en la denominada España Vaciada, y que se iniciaron en su formato actual hace setenta años aproximadamente, cobran por fin protagonismo social, mediático e institucional, afrontar el reto de la Repoblación en amplísimas comarcas rurales de Aragón y ambas Castillas principalmente, es un desafío tan inmenso que no podemos rechazar o ignorar ningún posible apoyo a esta noble causa.
Y las universidades españolas pueden convertirse en un formidable aliado en el complejo itinerario por la repoblación rural de nuestras tierras y pueblos rurales. Nuestro país cuenta con más de ochenta universidades, con más de 120.000 profesores, más de 60.000 personas de administración y servicios, cerca de 30.000 investigadores a tiempo completo, e imparten docencia (grados, másteres, doctorados) a más de 1.600.000 estudiantes cada año. Además de la extensa y plural actividad que realizan en títulos propios, cursos de verano, formación on-line, docencia de la experiencia, actividades culturales, deportivas, sociales o ambientales, que llegan a más de 2.000.000 de personas más cada año.
Nada de lo que ocurre en la sociedad debe ser ajeno a la Universidad, y ahora, ante el Reto Demográfico, quienes integramos las comunidades universitarias, debemos tomar una opción ruralista y conseguir que las acciones universitarias, tradicionalmente acantonadas en el ámbito urbano, se diseminen por el territorio rural. Los universitarios y universitarias debemos salir de nuestras aulas, despachos y laboratorios y trasladarnos física y mentalmente al espacio que delimitan nuestros pueblos, en primer lugar para aprender de nuestros mayores, de su cultura, de sus tradiciones, de su identidad, de su experiencia, de su conocimiento, de su compromiso y de su legado; y en segundo lugar para aplicar nuestras habilidades, competencias y formación cooperando en la gestión de un nuevo proceso repoblador, que fije a quienes aún resisten en nuestras comarcas y cree proyectos, empleos y experiencias para que familias y jóvenes (muchos de ellos ya con fuertes vínculos con el territorio) encuentren su espacio de autorrealización personal y comunitaria en nuestras milenarias comunidades.
La Universidad de Burgos, de forma todavía tímida, está dando sus primeros e irrevocables pasos para, de forma abierta, diversa y multidisciplinar, realizar aportaciones sólidas y rigurosas por la Repoblación Rural de las comarcas de la provincia burgalesa y de otras de nuestro entorno más próximo. Una de las acciones que está desarrollando nuestra universidad es la constitución del Grupo de Trabajo UBU por la Repoblación Rural, donde participan integrantes de la comunidad universitaria y personas ajenas a la Universidad, organizados en equipos (Cultura, Economía, Medio Ambiente, Digitalización, Proyectos Agroalimentarios, Asesoramiento a Municipios, Acogimiento y Acompañamiento, etc…). Este colectivo está trabajando en la elaboración de una Herramienta que evalúe la idoneidad, desde el punto de vista de la Repoblación, de determinadas iniciativas municipales, de emprendimiento, empresariales, etc… en el medio rural. Así mismo se están realizando mapas de experiencias de éxito repoblador, siempre motivadoras e inventarios de recursos sociales, patrimoniales, económicos, culturales y ambientales en nuestro territorio.
Uno de nuestros grandes objetivos, es acercar a toda la comunidad universitaria al medio rural y, simultáneamente aproximar nuestros pueblos a la universidad. Queremos que cada vez más eventos de la UBU (jornadas, actividades deportivas, sociales y culturales, cursos,…) se realicen en localidades de la provincia y que de forma creciente, nuestra docencia e investigación sea útil a las necesidades rurales.
Y los estudiantes juegan un papel esencial en estas transformaciones; la presencia física de los jóvenes universitarios en los pueblos, desgraciadamente tan envejecidos, es un revulsivo demográfico y social, por su entusiasmo, por su preparación y por todo lo que les queda por vivir y aprender. Deben realizar trabajos, estancias, visitas, etc… que habitualmente materializan en el ámbito urbano y que pueden desempeñar en el territorio de las comarcas. Además, sus Trabajos de Fin de Grado, de Fin de Máster, sus Prácticas, tanto curriculares como no curriculares, realizados en el medio rural o con temáticas de interés ruralista, pueden ser un tremendo elemento formativo para ellos y ellas, pero también un instrumento de apoyo a empresas, asociaciones, ayuntamientos y entidades de nuestros pueblos, que de esta forma tendrían una ayuda insustituible para afrontar proyectos que siempre han querido acometer pero que siempre han ido aplazando, por no contar con el asesoramiento necesario.
La demografía del medio rural de la España Vaciada se juega su futuro en esta década, antes de caer en dinámicas regresivas completamente irreversibles. En nuestro campo, en nuestro inmenso territorio, en nuestra gente, hay un potencial de desarrollo enorme, que puede generar proyectos solventes y sostenibles, pilotados no por intereses y empresas foráneas que solo buscan saquear nuestros recursos para su propio beneficio, sino orientados al desarrollo endógeno, social, ambiental y económico. La universidad no puede contemplar este reto como una mera espectadora, sino que debe ser coprotagonista en una Repoblación Rural que construya las alternativas que soñamos.