¿Cuántos Pinos Mayo nos quedan en el monte?

Muchos. A razón de talar de uno a tres o cuatro por año tendríamos posibilidad de contar con un pino de las características exigidas “hasta que nos muramos”. 

 

 

Otra cuestión es si vamos a contar con las masas forestales que han trabajado nuestros abuelos, y si a los bisnietos de nuestros bisnietos le va a quedar montes en estas latitudes.
Observo, -en  estas tres  décadas que me ha dado por observar algo-, que hay dos velocidades en la comarca a la hora de preservar  y mantener los montes. Hay pueblos, términos y zonas donde el monte sigue siendo primordial. Se mima. Los vecinos se implican, y aunque detectan un deterioro, está dentro de unos límites, digamos aceptables, aunque siempre mejorables.
En otros puntos de la comarca, el monte se ha planteado como un huerto de pinos. Aunque la madera ha perdido valor, y otros usos de las masas forestales se están revalorizando, se mantiene un nivel de corta que consideramos abusivo,- muchos de quienes pasamos de forma habitual-, y da la sensación que importa más el dinero recaudado al año que la conservación y preservación del patrimoni o natural.
En esta zona 2, en general y con excepciones, no hay un vecindario que decida, presione o proteste. Las decisiones vinculantes se adoptan de forma arbitraria, y sin tener en cuenta el turismo, la micología, los manantiales y redes fluviales, la importancia del sotobosque,…Nos dicen que sobran pies. Da la sensación de que estos montes no son de nadie, y que sus propietarios quieren ver resultados en forma de dinero.
Son dos maneras distintas y distantes de entender las actuaciones forestales. En esos términos donde los vecinos andan más pendientes de las actuaciones, aunque deberían de estar más encima, seguiremos encontrando pinos mayo, que quizá no sean los que nuestros abuelos hallaran en estos lares. En los que el propietario está más alejado nos las veremos y deseamos para hallar un pino robusto, con altura, que cubique y ciertos años.
Los técnicos nos aseguran que las cosas se están haciendo bien, y que los montes los tenemos más vigilados, controlados, estudiados y proyectados. A mí me da la sensación contraria, y lejos de competir con ellos en sabiduría y experiencia, lo hago con una mirada crítica a zonas como Pinar Grande, El Verdugal o Santa Inés. Ellos me aportan datos, y yo les doy impresiones. No es lo mismo, no cabe duda. 
¿Es lícito aquello de que una imagen vale más de mil palabras, o no encaja en esta disyuntiva?.