Una escuela de calidad, diezmada por la despoblación
Buena parte de la salida de parejas jóvenes de los pueblos de la comarca tiene su trasfondo en la educación.
A la falta de expectativas laborales, se une también el ‘drama’ del colegio, y se piensa en una ciudad como destino ideal para la formación de nuestros pequeños.
Quienes hemos vivido la infancia en un pueblo, nos cuesta más que esfuerzo que nos ‘vendan’ la urbe para ir mejor a clase. Creo que todos los escolares deberían de ser educados en un pueblo durante el periodo infantil, y buena parte del juvenil.
El contacto con el entorno, la identificacion con un lugar y territorios concretos, la naturaleza, las calles, los juegos, las pandillas…no tienen parangón en núcleos de población mayores, en barrios residenciales o urbanizaciones.
La experiencia que nos ha trasmitido Rafa en Casarejos, la que pude vivir a inicios de los noventa antes del cierre de las escuelas de Neila y Montenegro de Cameros, o las que en estos últimos cursos, ya desde Pinares Noticias, hemos compartido en los colegios de Vinuesa, Molinos de Duero y Espejón, me han dado ganas de coger silla y pupitre y regresar a la infancia.
El aprendizaje en los colegios más pequeños donde las clases se convierten en particulares, la relación alumno-profesor se estrecha y se proyecta la convivencia entre chavales de distintas edades, y gente de varias generaciones, inculca, a mi entender, un elenco de valores que se me hace imposible en aulas de cerca de una treintena de alumnos con el profesor pidiendo tiempo muerto.
El seguimiento que se realiza de los alumnos en los cuatro centros secundaria de la comarca, en Covaleda, Salas, Quintanar y San Leonardo, es un privilegio, y así se está premiando y valorando por el Ministerio y la Junta a través de diferentes reconocimientos y galardones.
La labor que se está haciendo en el Centro Rural de Innovación Educativa de Navaleno, que ensambla a la perfección el modelo educativo con el plan de convivencia, y el equipo humano que destaca en la Escuela de Adultos de Pinares que tiene su sede en Vinuesa, en la vertiente soriana, y la Conde de Aranda en Salas, para la zona burgalesa, nos convencen que tenemos unos pilares de educación en la comarca sólidos, pero amenazados e inseguros.
Sobre este panorama idílico y fantástico, sobrevuela la peste, la de la despoblación, que diezma los pueblos, socava el futuro de las nuevas generaciones, y menea de forma contundente el árbol de la sabiduría popular hasta que las aulas caen como hojas secas en el otoño de una apuntalada escuela de calidad con menor número de unidades, supresión de profesores, eliminación del primer ciclo de la ESO de los colegios y cierre de centros, mientras en otros lugares, hacinados, chavales y familias sueñan con un modelo educativo que en la comarca vemos tambalearse.