La pertinaz sequía que vivimos en el arranque otoñal, arrastrada ya desde la etapa veraniega, nos obliga de forma constante a encontrar culpables.
La tendencia de estos últimos años no esconde dudas: un mayor calentamiento que lo estamos notando en distintos ambitos: ni los inviernos son como eran, ni las frescas noches de verano, ni las intensas nevadas.
Hay variaciones. Hemos tenido una primavera muy lluviosa, un verano muy seco.
Sin embargo, el vuelo de avionetas durante las noches por el territorio de la comarca nos hace recordar la incomprensión que sufrían muchos agricultores de la zona del Moncayo cuando denunciaban estos hechos, que, al final, se confirmaron ciertos.
Ahora, ¿está pasando lo mismo estos días en la comarca pinariega?.
Es verdad que ha habido días en los que todo estaba preparado para la caída del agua, y no ha llovido. La gente ha visto el vuelo de las avionetas. Aunque no tuvieran esta función dispersora, ¿qué hacen sobrevolando este espacio?.
Cierto es que las previsiones de lluvia no nos tenían en su epicentro. La situación que vive la zona se puede extender a otras comarcas de Castilla y León, La Rioja o Los Pirineos. Todo esta más seco de lo habitual.
¿Estaremos asisitiendo a una pugna de intereses por cultivo de La Ribera?, ¿Serán imaginaciones nuestras ante la consiguiente pataleta por no poder tener una campaña micológica acorde con el tiempo?. ¿Estamos ante un cambio climático de mayores consecuencias?. ¿Es esto algo cíclico que puede cambiar en temporadas posteriores?.
De momento, todo son preguntas sin respuestas concretas. La preocupación sigue.