Hemos de avanzar más en la concienciación contra el fuego y evitar las excesivas prohibiciones
Durante esta temporada, se ha reducido el número de conatos y fuegos durante el verano,- hasta un 46 por ciento en la provincia de Burgos respecto al pasado año-, e incluso desde estas zonas se ha prestado ayuda al preocupante incendio de la isla canaria de Tenerife, como lo demuestra la presencia de integrantes de la Brigada Forestal de Lubia.
Si hay un consenso generalizado en que se hace necesario hacer un frente común ante el fuego, no lo es tal en las formas para poder evitar la presencia de las llamas. Hoy la comarca pinariega es un terreno donde proliferan áreas recreativas que son seña de identidad para pasar mañanas y tardes de las jornadas veraniegas, en medio del monte, en la proximidad de ríos, en vegas frescas, en enclaves donde crecen los helechos, mantiene el verde todo su esplendor, se respira y se disfruta al máximo de esa naturaleza exhuberante.
En este verano he visto muchas de estas fuentes o merenderos prácticamente vacíos, sin la alegría y el bullicio que en otras temporadas, y por estas fechas, se veía en estos lugares. Y es que la preparación de una comida en grupo en unas barbacoas, con chimeneas matachispas, en zonas frescas y alejadas del monte más seco, minimiza ese riesgo de un fuego extendido y generalizado.
Ha sido también lamentable ver cómo las calderetas fin de fiestas se vienen preparando este verano en naves o recintos cerrados, con los cocineros sudando la gota gorda, por una exigencia, a mi juicio excesiva, para no permitir esta cocina tradicional en estas áreas perfectamente preparadas, señalizadas y dotadas, y con gente que sabe perfectamente lo que prepara y cómo lo hace.
Sigo con preocupación la medida impuesta en áreas como Pinar Grande de no dejar circular vehículos a motor entre las once de la noche y las seis de la mañana. Me retrae a otras épocas en las que moverse era símbolo de peligro, rebeldía, desorden o disturbio.
Creo que hemos avanzado en la concienciación ante este inminente peligro del fuego. Estamos en la línea de conservar, proteger y cuidar, algo que nos podemos cargar si frente a esa confianza que debemos mantener en los comportamientos de la gente, imponemos la prohibición, tratándonos como seres a los que no se deja hacer ya todo lo ensuciamos, enturbiamos y quemamos.
Esta actitud coercitiva puede tener sus consecuencias, y volverse contra la sociedad la decisión autoritaria, y a veces injustificada de unos pocos. Pensemos cómo hacerlo mejor.