domingo. 24.11.2024

Los más jóvenes: culpables de todos nuestros males

Estamos estos días viendo con preocupación la oleada de nuevos contagios por la covid-19 que está motivando la toma de decisiones en gobiernos autonómicos para aumentar las restricciones e intentar controlar la expansión de este maldito virus.

 

 

Afectan estos brotes a la población más joven a quien, ya desde el principio de esta pandemia, hemos colocado en el origen de todos nuestros males. “Los jóvenes que hacen botellón”. “No llevan la mascarilla y beben del mismo vaso”. “Hacen fiestas ilegales sin ningún tipo de control”

Hemos culpabilizado de todo lo ocurrido al colectivo de los jóvenes, y en este numeroso y variopinto grupo, como en tantos otros, hay comportamientos muy diversos y distantes. Asociamos su actitud, para muchos irresponsable, con la laxitud del ocio nocturno. Y la combinación jóvenes descerebrados y noches de desenfreno nos parece lo más de lo más, el foco más dañino y perverso, caldo de cultivo para la propagación del covid-19.

Contrasta esta visión catastrofista con la que yo he observado en el entorno. He visto en centros educativos de secundaria y universidad un uso mucho más correcto, - o acorde a las circunstancias del momento-, que el observado en otros lugares más frecuentados por los denominados ‘negacionistas’. Me ha sorprendido el aguante de estos chavales para practicar ejercicios al aire libre con el tapabocas incrustado como si fuera una prolongación más del  cuerpo, y he detectado el sentimiento de culpabilidad de los alumnos cuando, por alguna razón puntual, prescindían de estos medios.

Focalizamos las responsabilidades de este comportamiento desordenado en las reuniones esporádicas de los jóvenes, los llamados macrobotellones, en vez de preguntarnos qué lleva a la gente de menos edad a organizar estas quedadas, aislarse en parques o en el monte, y vivir una alternativa en ausencia de otras propuestas. Censuramos unas formas de proceder que nosotros mismos desconocemos, pues las vemos desde la distancia, o las percibimos sesgadas a través de imágenes de algunas fiestas que circulan por las redes sociales entre la indignación de quienes las contemplan.

¿Qué están haciendo los gobiernos de las Comunidades para evitar que algunos sectores de población lleguen a cumplir con las normas que se adoptan de forma aleatoria, y a veces incomprensible?. Ahora cerramos a las diez, mañana a las once. El viernes volvemos a pasar a la fase 3 y la semana que viene no nos podemos acercar a la barra del bar…

Nos dicen que se toman las decisiones en base a los argumentos del denominado ‘grupo de expertos’ que, digo yo, no deben de estar muy experimentados en las vivencias de los más jóvenes. Todos debemos de cumplir unas normas que adoptan unos pocos en base a unos criterios escasos de argumentación. Nos están mareando con exigencias y obligaciones que son distintas dependes del lugar donde vivas. En Castilla y León, el criterio para adoptar restricciones más severas era el de no colapsar los hospitales. Ahora, es no ocasionar males mayores entre el colectivo de 50 a 59, o más de 60 años, que todavía no está vacunado por culpa de una Administración que ha decidido, en base a las razones de unos expertos muy experimentados, que este grupo de riesgo no debía de vacunarse antes que los de otra franja de edad…. Y la culpa de esto la tienen los jóvenes que todavía no han podido acceder a la vacuna.

 

Los más jóvenes: culpables de todos nuestros males