Y yo me pregunto: ¿Qué quiere decir adecuación?. Yo lo relaciono con recorte en función del número de habitantes. Y otra vez la burra al trigo, precisamente cuando hemos conocido durante esta semana el cierre de consultorios médicos en pueblos de la comarca, que ya veían reducido este servicio desde la pandemia del covid-19.
Esta ausencia de atención médica directa en los pueblos está llevando a que muchas pacientes se tengan que buscar la vida para trasladarse a los centros de salud. La mayoría es gente mayor, que no puede trasladarse en vehículos propios, y ha de pedir favores a otros vecinos o familiares para que les acerquen a estos servicios pues el transporte a la demanda no se ajusta, en muchos casos, a las necesidades de los pacientes.
Una de las consecuencias más preocupantes de esa falta de atención sanitaria en zonas rurales son los tiempos de espera, que se están alargando de forma preocupante en Castilla y León. Ahora casi seis de cada diez personas tiene que esperar en esta Comunidad más de 48 horas para ser atendidas por falta de citas, según denuncia la Plataforma por la Atención Primaria en Castilla y León.
En cinco años se ha podido constatar un claro retroceso. En 2018, algo más de seis personas de cada diez conseguía una consulta en 24/48 horas, en 2023 apenas lo hacían 3,5 personas de cada 10. Cuando desaparece la atención directa en los pueblos se amplía el número de demandantes en las consultas más especializadas, fomentando el colapso en estas secciones, entrando en un bucle que dificulta aún más la adopción de soluciones.
Esta estabilización a la que alude el titular de Sanidad va a suponer una nueva brecha entre los pueblos y las ciudades. La elección del sitio donde quiere vivir una persona está cada vez condicionado por la cercanía del servicio médico. Si estos los alejamos de la gente, los habitantes se distancian de los pueblos y, a medida que se van haciendo mayores, vienen con menor frecuencia a los sitios donde realmente quieren vivir…
No tener consultorios abiertos, rompe esa relación directa enfermero-paciente y médico-usuario. Esos grandes profesionales con los que contamos en la sanidad pública se hacen todavía más grandes cuando se estrecha ese diálogo con las personas a quienes atienden. Ir en dirección contraria es cagarse un sistema fortalecido y con garantías que funcionaba mejor, con menos tecnología y menores avances, en décadas anteriores.