Esas grandes acumulaciones del polvo blanco debían ser habituales en los cincuenta y sesenta del pasado siglo. Nosotros, ya más creciditos, decimos a los chavales y jóvenes que no hay nevadas como las que tuvimos nosotros cuando éramos pequeños. Y este año nos hemos tenido que callar.
No aportamos nada nuevo si decimos que la nieve es cada vez más escasa en los inviernos de Pinares. Este mes de enero es sólo una excepción de la tendencia que se estaba agudizando durante estos últimos años.
Precisamente, es la falta de nieve el principal argumento que aducen quienes ven hoy inviable una estación de esquí en la ladera de Urbión. Eso, y la ubicación en cara sur. Ambas hacen que no se garantice la presencia de la nieve durante un invierno normal, de la normalidad de antes quiero decir.
El proyecto Montañas de Urbión ha pasado de ser un esperanzador modelo de desarrollo para Pinares y la provincia de Soria a resultar una iniciativa más para la que no se acaban de tener claro sus líneas de desarrollo básicas. Alguien quiere hacer algo en algún lugar de alguna montaña.
A la falta de nieve durante la temporada invernal se une la falta de dinero. Básico y fundamental. Y es que, en estos momentos, aunque hubiera una partida clara y desahogada para acometer la iniciativa nos pillaría con el pie cambiado. El estudio realizado en la anterior legislatura, y encargado por la Diputación de Soria, priorizaba la ampliación de la actual pista del Punto de Nieve de Santa Inés, pero también daba cuenta de los altos costes económicos de la iniciativa y, de momento, no veo a ninguna administración pública con ganas de asumirlos.
Ya en tiempos de Antonio Pardo como presidente de la institución provincial se acometió la reforma del Refugio de Bocalprado en Covaleda, como un punto de servicio invernal. Hoy está cerrado, y su gestión no parece resultar atractiva a impulsores para su puesta en marcha aprovechando las alternativas de la nieve.
El problema de hacer muchas pequeñas cosas en Urbión bajo el paraguas de este proyecto es que no se haga viable ninguna. Cierto es que la Vía Ferrata en Duruelo ha tenido en su funcionamiento una alta demanda, y puede servir de dinamizador de estos espacios, pero si apostamos por pequeñas iniciativas pueda ser que el proyecto se nos diluya, y perdamos el objetivo fundamental.
Algo esencial nos falta, además del dinero, la nieve y la ausencia de un interés claro por sacar adelante la iniciativa, y es la imaginación. Sin esta premisa estamos dejando al aire las entrañas de esta propuesta. Debemos ser capaces de sacar jugo a un recurso de forma diferente a lo que se está haciendo en otras zonas, ya que con Pirineos, Sistema Central y Sierra Nevada no podemos competir. ¿Por dónde tiramos?.