Mi abuelo Nicolás y la capa castellana
Aciertan cuando dicen que los abuelos tienen la oportunidad de ser padres por segunda vez. Una oportunidad única para corregir los errores que cometieron con sus hijos educando de forma muy diferente a sus nietos. Yo apenas conocí a mis abuelos. Julio Martínez, el padre de mi padre, murió en 1975. Yo nacería tres años después. Sin embargo, la vida si me dio la oportunidad de conocer al padre de mi madre, mi abuelo Nicolás. Tenía tan sólo cuatro años cuando nos dejó, pero conservo frescos muchos recuerdos inolvidables junto a él. Se que le robaba los dulces a escondidas en la tienda de ultramarinos de la abuela Tere. Y sé también que solía llevarme a el histórico Bar El Club de Salas cuando echaba allí su partida de cartas. Se, porque me mi madre me lo contó, que tiro fuegos artificiales desde la iglesia de Costana el día en que yo nací. Tal vez porque supo, aunque le quedara poco tiempo, que la vida le daba un regalo maravilloso, volver de nuevo a ser padre. En este caso tal vez a ser mejor padre. En el recuerdo, tal vez barnizado con otros recuerdos de mis padres, guardo la imagen de un hombre de carácter rudo y serio al que le gustaba vestir con elegancia. En su indumentaria, sobre todo en las ocasiones especiales, nunca faltaba la capa castellana también llamada española. Una prenda de vestir única que ya empleaban las tribus celtas a la que llamaron Sago. El periodista Antonio Velasco Zazo fundó en Madrid la Asociación de la Capa en 1928 para difundir la capa española como parte de la indumentaria popular madrileña. Se vestía así con frecuencia la “castiza capa española” sin dejar por ello de llevar chistera, costumbre habitual entre intelectuales. Aunque la asociación surgió en Madrid, también existen sedes en otras muchas localidades del país. En Burgos concretamente tenemos dos: una en la capital y la otra, la de la Virgen de las Viñas de la preciosa localidad de Aranda. En Soria guarda la tradición de uso de esta histórica prenda de vestir la Asociación Cultural de Amigos de la capa San Saturio. La capa castellana logró en el siglo XIX ascender a los ambientes más selectos como una prenda elegante, refinada y estilosa. Su declive comienza a principios del siglo XX y en la actualidad se homenajea su recuerdo y su historia. Yo era entonces un pequeño de cuatro años. Pero es así como quiero recordar a mi abuelo Nicolás. Envuelto en su amada capa orgulloso de su origen castellano y burgalés y orgulloso de su patria, España. Agarrado de su mano paseando por mi pueblo al abrigo del sonido poético del Arlanza al cruzar el precioso e histórico puente de Costana.
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