Paulo Coelho suele afirmar que las lágrimas son sólo palabras que necesitan ser escritas. Algo así como hacer magia sin chistera con aquellos pensamientos negativos que atormentan cada día nuestras almas. Exorcizándolos a través de las letras en un pedacito de papel. Conjurando así a la Diosa Melancolía tras relatos e historias que tratan de hacer sonreír a nuestro corazón. Al menos por un periodo breve de tiempo. Porque la tristeza es un enemigo silencioso complicado de vencer. Un fantasma que se apodera lentamente de nosotros congelando poco a poco nuestros recuerdos en un invierno perpetuo de frío, hielo y oscuridad. Según un estudio de la Universidad de Oxford con el Covid vienen de la mano enfermedades de la mente y el alma como la depresión, la angustia o los procesos maníacos. Un virus mortal con apellido asiático que ya ha matado a millones de personas en todo el mundo. Un enemigo silencioso y prefabricado que además está transformando para esclavizarnos -el orden político, social y económico del mundo. Y visto lo visto, lo está consiguiendo. Porque con las vacunas ha llegado la esperanza de ver por fin la luz al final del túnel. O al menos eso creemos. Aun así, a pesar del antídoto, nuestras vidas siguen siendo tristes, silenciosas y apáticas. Veleros que naufragaron luchando contra la tormenta que ahora van la deriva. Sentimos una fuerte melancolía. Un dolor desgarrador muy difícil de explicar que termina convirtiéndose en un cansancio que ahoga nuestra voluntad de vivir. Por eso me gustaría recordaros que son la vida y la libertad las dos únicas patrias del hombre por las que merece la pena seguir. Ahora más que nunca, os pido que despertéis de esta pesadilla y volváis de nuevo a caminar. Conjurando esos sueños del diablo para regresar a la verdadera realidad. Confío, como lo hace Coelho, en que mis lágrimas sean sólo esas palabras que simplemente necesitan ser escritas. Porque somos libres y podemos elegir. Elijamos sonreír en vez de llorar. Escojamos vivir en vez de expirar. Tomemos el camino del optimismo frente al pesimismo. Atrevámonos de nuevo a vivir, a bailar, a soñar, a sentir, a amar, a disfrutar, a besar, a abrazar, a jugar y a buscar el verdadero sentido de nuestras vidas. Coge papel y boli. Hazlo, no tengas miedo y escribe lo siguiente: hoy voy a vivir de verdad, disfrutando de cada instante y de cada momento. Hoy voy a luchar por mi libertad, por mi vida y por mi destino. Hoy voy a aprender a quererme de nuevo a pesar de las lágrimas, de la tristeza y de los malos recuerdos. Hoy voy a vivir a pleno pulmón desafiando a mis fantasmas para luchar por lo que da verdadero sentido a la vida, la auténtica felicidad.
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