Aunque no lo creas, tú eres un auténtico super héroe

Aunque tal vez no te lo creas, los super héroes existen. Hablo de los super héroes de verdad. Y esos no poseen poderes mágicos llegados de otras galaxias lejanas. Tampoco son invisibles o pueden volar a la velocidad de la luz. No tienen una fuerza sobre humana ni trajes especiales que detengan el acero de las balas ni poseen rayos X con los que poder atravesar una pared. No, no estoy hablando de los super héroes de esos comics que devorabas cuando eras pequeño. Ni de las series fantásticas de tu adolescencia y las películas de ciencia ficción que hoy ves en tu madurez. Yo te hablo de tú a tú de los super héroes que son de verdad. De esos que están hechos de carne y hueso. Super héroes del día a día que vemos en nuestros trabajos, en el colegio de los niños, en las salas de un hospital, en los andenes del metro o en la parada del autobús. Porque yo hablo de ti que eres sin duda alguna un auténtico super héroe. Y da igual si trabajas atendiendo a clientes, o eres médico, bombero, funcionario, electricista, maestro o periodista. Da igual tu nombre, tu altura, de donde vienes o tu edad. Eso no importa en absoluto. Aquí lo único importante eres tú, el auténtico super héroe. Y es que esta sociedad podrida hasta el tuétano nos ha metido en la cabeza modelos de conducta equivocados para lograr la verdadera felicidad. El éxito nos dicen las televisiones e internet sólo se consigue siendo más que los demás. El ego, el dinero sucio, la fama sin esfuerzo, la envidia corrosiva y el egoísmo sin límites lo dominan todo. Si no eres el más guapo o la más bella no sirves para esta sociedad enferma e hipócrita. Su lema: ten más, gana más, consigue más y se más que los demás. Hazte con el coche más lujoso, la casa más grande, la prenda más cara y los viajes más “chic”. Y si para lograrlo has de pisar a los demás písalos y húndelos en su miseria. Pues bien, déjame decirte en confianza que este mundo creado por el mismísimo diablo es sólo el mundo de las apariencias. Un mundo vacío de contenido, triste, infrahumano y carente de todo sentido y valor. Un mundo, como diría el gran el gran periodista Galeano donde vivimos en plena cultura del envase. En un sistema donde el contrato de un matrimonio importa más que el amor, el funeral más que el muerto, la ropa más que el cuerpo y la misa más que Dios. Por eso hoy te animo más que nunca a que te reivindiques como lo que eres, un súper héroe. Uno de los de verdad. Un super héroe de carne y hueso. Uno de esos que hoy se levantó por la mañana para llevar a sus hijos al colegio, conducir un autobús, salvar vidas, apagar incendios o barrer las calles. Así que mírate al espejo y sonríe. Tienes de nuevo una gran misión: hacer que este mundo sea un lugar mejor en el que vivir. ¡Adelante!

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