El pasado 25 de julio el infierno desató su ira sobre la comarca del Arlanza en la provincia de Burgos. El precioso pueblo de Santibáñez del Val sufrió las peores consecuencias ya que muchos de sus inmuebles fueron arrasados. El voraz incendio que abrasó cerca de 3.000 hectáreas calcinó además una parte importante del Parque Natural Sabinares del Arlanza y la Yecla obligando a desalojar Santibáñez del Val, Santo Domingo de Silos, Carazo, Villanueva y Hacinas. Los medios de comunicación daban cobertura provincial, regional y nacional de la noticia. Y entre todos los artículos y reportajes destacaba la entrevista de Rosana Lanviada en Es.Radio a la alcaldesa de Santibáñez del Val Ana María García. De forma honesta, equilibrada y sencilla la regidora iba desgranando, a su parecer, cuál hubiera sido la mejor manera de hacer frente a tan devastador incendio. Dejando claro además qué papel deben tener los pueblos y las comarcas en la gestión de los que deberían ser sus recursos. Os dejo aquí algunas sus declaraciones. No deben servir sólo de reflexión. Deben llevarnos, de la manera que sea, a la acción en un momento en el que nuestra madre tierra está agonizando y nos pide ayuda. Porque como decía el poeta Gary Snyder la naturaleza no es un lugar para visitar, es nuestro hogar. Estás fueron sus reflexiones. “Marlaska, el ministro del Interior nos prometió públicamente que nos iba a dar dinero para reconstruir la zona. Yo le dije que necesitamos ese dinero pero que los gestores debemos ser nosotros. No necesitamos que nos tutele la Junta y el estado en nuestra reconstrucción. Estas cosas no sucederían si se diera más control o responsabilidad a los que estamos en el medio rural. Los montes no están limpios. Si el dinero lo gestionáramos desde la localidad o desde la comarca tendríamos buenos equipos forestales y de limpias y estas cosas hubieran sido menores. Además no podemos dejar que cuando estamos sofocando el incendio de nuestra casa vengan a echarnos. Somos personas mayores de 18 años y podemos coger la responsabilidad y asumir el riesgo de quedarnos. Allí donde se ha quedado la gente han salvado sus casas. No se implica a los municipios y a las comarcas en la gestión de los recursos. Nosotros para cortar un árbol al lado de la ribera del río por necesidades tenemos que pedir permiso a la Confederación Hidrográfica. A veces esos permisos llegan tardísimo y no podemos gestionar de la forma que queremos. No necesitamos tutela, necesitamos ayuda. Somos gente mayor que sabemos dónde vivimos, que recursos tenemos y cómo tenemos que emplearlos. No necesitamos un papa Junta o un papa estado que nos tutele”.(Ana María García).
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