domingo. 08.09.2024

Humilde homenaje a Apolo Mediavilla, el último gran tabernero de la comarca de Pinares

La gran escritora francesa George Sand solía afirmar que el recuerdo es el perfume del alma. Y si lo piensan, realmente es verdad. Los recuerdos, como unos guantes de lana, mantienen caliente nuestro corazón en los días fríos días de invierno. Los recuerdos, compañeros inseparables, nos abrigan cuando creemos perder la esperanza. Por eso yo guardo como un tesoro mis recuerdos, sobre todo los de mi infancia. Recuerdos que me llevan, junto a mi padre, a aquellos veranos tan maravillosos como interminables disfrutando en la vieja pero emblemática taberna Casa Eugenia situada en la histórica localidad de Castrillo de la Reina. Y es que aquel pequeño pero emblemático bar de pueblo era la catedral de la hostelería de la comarca de Pinares. Un lugar de culto y de visita obligada donde Eugenia, Margarita y Apolo, sus tres grandes capitanes, servían los mejores vinos, mostos, cervezas, sidras, refrescos y embutidos aderezados siempre con maravillosas sonrisas, tiernos abrazos y la más dulce camaradería. Una barra que durante muchos años vivió miles de chistes, anécdotas, abrazos, besos, borracheras, amores y desamores. Pues bien, hace tan sólo unos días, como le ocurriera a la matriarca hace unos años, nos dejó Apolo, su gran capitán y para mí el último gran tabernero de Castilla. Un hombre simpático, de trato afable y sencillo y de carácter cercano y agradable cuya religión, como la del Dalai Lama, siempre fue la bondad. Un hombre diferente, único e irrepetible que en aquellos días de estío, en mi niñez, me cogía de la mano tras saludar y abrazar a mi padre, mientras preparaba un porrón fresquito del mejor mosto que tenía en su bodega. Apolo, cuyo nombre evocaba al gran Dios del Sol y de la música y era fiel reflejo de los mejores valores castellanos cogió sus maletas llenas de cariño y amor hace tan sólo unos días para decirnos, en silencio, adiós.  Y allí, en la preciosa iglesia de San Esteban, en un día de estío vestido de luz, se congregaron cientos de amigos, vecinos y familiares de todos los pueblos de la comarca de Pinares para rendirle su último y más sentido homenaje.  Por eso espero que valgan aquí también estas humildes palabras para recordar al que fue y siempre será el mejor embajador de nuestra tierra castellana.  Así que, si me lo permiten, yo sencillamente prefiero quedarme para recordar a Apolo con lo que dijo el gran escritor Tom Wolf: la muerte solo es el último viaje, el más largo y sin duda alguna el mejor.

FOTO DE MARGARITA Y APOLO
Margarita, Apolo y Alfonso Díez Ausín en Casa Eugenia en la localidad de Castrillo de la Reina.
Humilde homenaje a Apolo Mediavilla, el último gran tabernero de la comarca de Pinares