¿Vivimos atrapados en una gran cortina de humo global?
Alfred Hitchcok, uno de los mejores directores de cine de la historia, afirmaba con infinita razón que el cine nos es un trozo de vida, sino un más que apetecible pedazo de pastel. Para mí el cine es el mejor de los regalos. Un invento maravilloso y mágico que me permite viajar en un tiempo y en un espacio que no existen. Por eso hoy quiero proponerles una peli. Una de esas que además como periodista marcó definitivamente el rumbo y la dirección que tomó mi vida personal y profesional. Se trata de la “Cortina de Humo”, una obra de arte rodada en 1997 que dirigió con mano maestra Barry Levinson con un guion espectacular escrito por David Mamet y Hilary Henkin y una sublime banda sonora compuesta por Mark Knopfler. Protagonizan la cinta actores de la talla de Dustin Hoffman, Robert de Niro, Anne Heche, Woody Harrelson o Wiliam H. Macy. Su argumento es sencillo. Tras ser pillado en una situación escandalosa unos días antes de su reelección, el presidente de los Estados Unidos decide inventarse un conflicto que desvíe la atención de la prensa. Uno de sus consejeros se pone en contacto con un productor de Hollywood para crear una cortina de humo: una guerra en Albania a la que el presidente pueda poner fin heroicamente antes las cámaras de televisión. Si, es una película. Una de las buenas además…pero… ¿Estamos tan sólo ante una película o hablamos de un argumento que se produce continuamente en nuestra realidad? Pues bien, la primera vez que se usó el término cortina de humo fue en el ámbito militar. Para ello se quemaba paja utilizando el fuego a modo de táctica para poder así obstaculizar la visión del enemigo. Su uso más evidente se produjo durante la primera Guerra Mundial. Ahí es donde entraron por primera vez los tanques precedidos por una espesa cortina de humo que los camuflaba sorprendiendo así al enemigo. En la actualidad, no sólo los gobiernos emplean esta técnica de distracción. También lo hacen las grandes empresas, corporaciones, sindicatos o instituciones públicas y privadas. Los propios medios de comunicación han sucumbido ante este arte del camuflaje ofreciendo contenidos intrascendentes para no tratar en profundidad lo que realmente importa. Y además, sobre todo la información audiovisual, se presta a ello. Es como si un gran mago global escondiera la información en una chistera negra dejándonos ver sólo lo que a él le interesa. El truco es sencillo y todos lo hacen en mayor o menor medida. Por eso te invito a dos cosas. En primer lugar a disfrutar intensamente de esta maravillosa película y en segundo lugar a que pienses con el corazón sobre esto: ¿Vives tu propia realidad o tal vez estás siendo engañado y sobrevives en una gran cortina de humo global?