Camino de vuelta
Estos tiempos veraniegos los vivimos cuajados de fiestas. En mitad del mes de agosto se han celebrado las festividades de la Virgen de la Asunción y San Roque en muchos de nuestros pueblos de Pinares.
En todos ellos se reviven todos los ritos litúrgicos y procesiones varias con inclusión de bailes al Santo con la seguridad de cumplir las tradiciones de nuestros antepasados. Así lo hacemos también la gente de edad avanzada como un acto de gratitud a la vida. Se nos llena el alma de emoción al comprobar la numerosa asistencia de gente que estrena la juventud y sabe de sus ancestros y costumbres del vivir en los pueblos de nuestra tierra. Toda la población de edades varias hemos asistido a los actos fiesteros adecuados a nuestra vitalidad y energía para no perder la oportunidad de medrar en los sentimientos sociales y humanitarios.
Ya, en muchos de nuestros pueblos, la gente está de vuelta. En nuestro lenguaje coloquial la expresión “estar de vuelta” supone que se dan por “sabidas” las actitudes o sucesos determinados conocidos por propia experiencia. Nuestro giro poblacional sabido no es una metáfora, ni revolución alguna, sino una dura realidad. Es el regreso a las urbes de la población rural. Pero somos optimistas. Nuestra Geografía se ilumina en los Mapas a nivel Nacional (con mayúscula) a través de otra “vuelta”. Hemos vivido la “Vuelta Ciclista a Burgos” con un engranaje de pueblos de las dos provincias más hermanadas de Castilla León: Burgos y Soria. Son muchos los pueblos de nuestra tierra los que han aplaudido el paso de los ciclistas hasta encumbrar las Lagunas Glaciares de Neila. He seguido el recorrido de la etapa final a través del reportaje televisivo a nivel nacional grabado desde la carretera por donde transitaban los ciclistas, y desde un helicóptero que iba captando el paisaje de los pueblos y orografías aledañas al evento deportivo. Al fin llega el final de la Etapa de la Vuelta Ciclista a Burgos en, las muy nombradas, “Lagunas Glaciares de Neila”. Miro las imágenes con expectación esperando ver esas lagunas. Pero la sombra del helicóptero gira en el momento que sus cámaras pueden captar la Laguna Negra, y Laguna Larga, las auténticas lagunas que deben su origen a un circo glaciar y geográficamente documentado. Las demás lagunas se ubican en tierras, que en su tiempo estaban encharcadas, y las carreteras no tan lejanas en el tiempo, han hecho de muro de contención de sus aguas. Hago esta reflexión en primera persona y al albur de mis sentimientos. Ignoro otras razones ajenas al desarrollo de este episodio que no sean las de mi campo emocional.
Seguimos estando de fiesta. Una fiesta encumbrada por la salud de nuestro pinar que ha podido salir ileso ante la inmensa población sumergida entre pinos, hayas, arbustos, palos y restos de madera secos. Es una fiesta que en unos pinares olvidados en su limpieza y desarrollo de las talas de árboles se perciba el cielo azul. En esta reflexión llevo presente el incendio catastrófico en la Isla de Tenerife cuyas consecuencias son inenarrables. No debemos permitir que nuestros pinares sean la imagen de una chimenea con la leña preparada y las teas junto a las cerillas a punto del chasquido. No es un problema lejano, de Canarias. Es nuestro. Demos la vuelta al pinar. ¡Viva!
Guadalupe Fernández de la Cuesta