En ese túnel negro percibo un punto de luz tan citado por nuestra clase política y por donde hoy se van a colar mis palabras. Esta ansiada luminosidad la asocio a una experiencia sensorial en la cocina de mi casa desde que tengo uso de razón. Una emoción olfativa con sabor familiar: el torrezno. El tocino adobado, a medio curar, saltaba en la sartén hasta hacerse el mejor regalo para mi paladar. La otra palabra, junto al torrezno, se ha hecho grande y poderosa en la feria gastronómica Madrid Fusión celebrada los días 27 al 29 de enero en esta ciudad. Es la “trufa”, mejor dicho, la “trufa negra”.
La gastronomía Soriana ha llegado a esta feria con todos los atrezos del triunfo. Su marca: “Saborea Soria” Dos piezas de trufa negra Soriana han alcanzado un precio de ocho mil euros en la subasta de Madrid Fusión con un aforo cercano a las dos mil personas. Una de ellas ha sido adjudicada a un chef italiano propietario de un restaurante en la capital de España por la que pagó tres mil euros. La otra, con cien gramos más de peso, se la llevó la cadena de hoteles Iberostar por la módica cantidad de cinco mil euros. Los dos ejemplares, leo en Internet, han sido cedidos por la Diputación de Soria y proceden de la plantación Soriana ubicada en Cabrejas del Pinar. En esta misma muestra gastronómica, los torreznos de Soria han alcanzado la primacía mundial por su inmejorable calidad y fritura de diseño.
¡Bravo! En este enredo de noticias gloriosas se cuela la presencia de la Diputación de Soria. Y me suena a ayuda, a colaboración y a conocer bien la particular idiosincrasia de los sorianos. “Saborea Soria” es un eslogan adaptado a las circunstancias del repunte gastronómico que se desliza en los concursos televisivos de cocina en horas de máxima audiencia: Top Chef, Master Chef, Master Chef Junior… Estábamos con Arguiñano y de pronto surgen como setas imágenes de cocineros con sus guisos y consejos en los canales más visitados. Y de paso nos enseñan a “emplatar” que, de momento, nos suena un poco cursi.
Un punto de luz se abre en la gastronomía de nuestra tierra de pinares. Hay que tomarlo en serio, porque con las cosas del comer no se juega.