viernes. 22.11.2024

Cuestión de responsabilidad

Se ha vivido con gran repercusión mediática el incendio de los territorios próximos al emblemático pueblo de Santo Domingo de Silos y con repercusiones desoladoras en los pueblos de Quintanilla del Coco –origen del fuego-  Santibáñez del Val, la Yecla, los Sabinares de Arlanza, y otros edificios y enseres de mucha estima para sus habitantes.

 

 

El avance descontrolado e intenso del incendio, provocó el desalojo de todos los vecinos ubicados en pueblos con riesgo de ser alcanzados por estas llamas siniestras. Parte de estas tierras me resultan familiares porque fueron testigos de mi presencia como maestra en Hortezuelos, pedanía de Santo Domingo de Silos. El alma se me oscureció lo mismo que el humoso cielo de Neila que tiñó de rojo al sol y al agua de sus lagunas glaciares. Asimismo al pueblo lo dejó enlosado con motas de ceniza blanca. Ahora, apagado el fuego, el paraje es tan desolador que a todos se nos acrecienta la empatía hacia los sufridores de este incendio invasivo. Asimismo quedamos inmersos en el miedo ante la sequia extrema y la temperatura elevada e inusual en nuestra tierra.

            Escribo en las fechas previstas para la celebración de la quince edición del magno festival “Demanda Folk” ubicado en un paradisíaco pinar de Tolbaños de Arriba. Pero no se llevará a cabo por la complicada situación climatológica y por el riesgo extremo de incendios ante la asistencia de miles de personas en ese lugar utópico que acoge los conciertos. “A pesar de contar con todas las autorizaciones necesarias –copio el texto difundido por la organización del evento Demanda Folk- hemos decidido suspender el festival, siendo consecuentes con nuestros objetivos y principios que pasa por respetar el entorno natural. Animamos a otras instituciones y organismos a sumarse a este proceso de meditación para implementar el mantenimiento de los bosques”.

Es loable esta decisión. En mi experiencia vital conocí la existencia de un chico, Diego Serrano, de ascendencia tolbañesa, que ha superado, y con creces, aquel sueño de poner el pueblo de Tolbaños de Arriba en el centro del mapa de la música folklórica de alto voltaje y calidad. Mover todos los engranajes para montar un espectáculo masivo en medio de la Naturaleza sin haber osado hollar el campo en su contorno orográfico, ni dejar secuelas de mal hacer, requiere mucha dedicación, mucha valentía, y mucha responsabilidad.

Todos estamos deseosos de fiestas. También los mayores llevamos el ritmo musical en los sentimientos. En Covaleda se inicia un festival musical en El Raso de la Nava con el nombre “Covaleda Fest”. Es su primera edición y cuentan con un amplio montaje operativo para evitar incendios. Y un control exhaustivo de las actitudes de las personas en una masiva asistencia -entre seis mil y siete mil- en este paraje de la naturaleza. Las autoridades pertinentes han dado su autorización. En mi opinión, este festival musical de Covaleda no debiera haberse celebrado en estos momentos en un paraje de alto pinar sumido en grave sequía y altas temperaturas. Los incendios llaman a la puerta.

 Mi aceptación y apoyo para los que actúan en la ética de la responsabilidad porque piensan en sus valores y en sus consecuencias. Las actitudes responsables son el poder motivador para ensalzar nuestra tierra.

 

            Guadalupe Fernández de la Cuesta

 

 

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