viernes. 22.11.2024

Echar en saco roto

El ordenador encendido en el cuarto donde escribo emite una luz blanquecina, como de estaño, y envuelve mi cerebro deshabitado de palabras y de ideas. Somos la generación del “Gran Salto”. 

Y del “Gran Susto”. Vivimos un progreso científico y tecnológico difícil de procesar en nuestra mente de cuaderno y pizarrín. Y como añadido a este pasado atávico asistimos en la actualidad con desconcierto y preocupación, a demasiados desencuentros entre las diferentes áreas ministeriales de nuestro país. Los medios informáticos podrían servir de ayuda a nuestros responsables políticos para resolver, y no impedir con trabas legales, los problemas de los ciudadanos.

            El día 11 de agosto finalizó con éxito la Vuelta Ciclista a la provincia de Burgos. El lugar elegido para la etapa final fue el paraje de La Laguna Negra de Neila -¡Vaya por Dios, por un día, los medios de comunicación nos devolvieron el toponímico, nombre olvidado de Laguna Negra, al lugar que ahora, desde que somos Parque Natural, dan en llamar Lagunas Glaciares de Neila!- El sol rayaba entre los pinos y un pelotón de ciclistas ascendía por entre luces y sombras en una carretera asfaltada hasta la gloria del triunfo trazado en la base de las cumbres donde finaliza la carretera. Un helicóptero sobrevolaba la zona y nos iban detallando con minuciosa descripción el paraje de la Laguna Negra. Pero en su ruta olvidaron el pueblo que ofrece una bella panorámica -¿Se cobra por las imágenes retransmitidas? No sé-.

            Esta realidad se escribe en el absurdo de que un tramo de la carrera programada no tiene “amo”. Porque esa carretera que comunica Neila y Huerta de Arriba por donde circulan camiones, autobuses, motos, y hasta resulta ponderable para la vuelta ciclista, dicen que es “camino forestal”. Se bacheó un trozo ante el evento de la vuelta ciclista. Y nada más. Ande y recorra distintas administraciones y busque a los delegados del Ministerio de Medio Ambiente y le dirán que es responsabilidad de Ministerio de Fomento.  O al revés. Oye, que ni se conocen, ni se hablan. No puedo evitar mi rabieta. ¡Qué país!

 

 

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