Hartazgo
Hay días que arrastramos retales de sueños inacabados cosidos a una suerte de pesadillas,
por tanto fraude, malversación, estafa y demás procedimientos de captura de lo ajeno con guante blanco y traje de gala. Los telediarios vomitan diariamente oscuras trapacerías de personajes que hunden sus manos en nuestras arcas del dinero con total desparpajo y altanería como si se tratara de un hecho cotidiano. En la larga lista de embaucadores se suma la gente guapa y tramposa que finge residencias en paraísos fiscales; empresas ficticias para eludir impuestos; empresarios corruptos; políticos sobornados; banqueros y bancos depredadores; los que cobran sus trabajos en dinero negro; los que cobran sueldos desorbitados e incomprensibles… ¡uf!
Millones de euros de utilidad pública se han invertido en obras faraónicas de nula utilidad: aeropuertos sin aviones; autopistas de peaje que nunca se utilizan; Palacios de Arte en ruinas; Palacio de La Justicia sin acabar; campos de golf inservibles; Bancos rescatados y un sin fin de latrocinios más que se escapan a la memoria porque el tiempo borra a los Urdangarines, a los Blesa, a los responsables del fraude de los ERE en Andalucía… ¿Dónde andarán? ¡Pues en sus casas beneficiándose de nuestros impuestos y demás prebendas debidos a su casta y linaje!
Mientras nadamos en el légamo de los recortes en Sanidad y Educación como soportes de una sociedad democrática escuchamos como una salmodia unas cifras del paro que acortan las listas de los buscadores de empleo. ¡Gracias sean dadas a Dios Todopoderoso que tiende su mano generosa sobre tantos desdichados! Pero nos gana una vez más la desconfianza por tantas alharacas y parabienes ausentes de realidad. ¡Ojala nuestros jóvenes no se vean obligados a emigrar a esa otra Europa Madre Nuestra de la que nos sentimos súbditos y no compadres! ¿Dónde está nuestra oportunidad para volcar esta disfunción en la economía de Europa? ¿Votamos? ¡Claro! ¡Cómo no! Es una forma de borrar las fronteras de la identidad patriótica. Aunque en nuestro hartazgo apenas vislumbremos la luz de la honestidad en lo que nos cuentan.
Mi patria es mi Tierra de Pinares, mi pueblo. Mi identidad son sus fiestas, su bienestar, su desarrollo. Mis sentimientos fluyen hacia la solidaridad con el ser humano. Nada más. Y sin fronteras.