La salud es lo primero
Son fechas en las que había decidido hablar de nuestros recuerdos en las fiestas de Carnaval, y de su trayectoria de reciclaje festivo en diferentes pueblos de nuestra tierra.
Pero después de días de mucha inquietud, he decidido manifestar unos sentimientos dolorosos y con una perentoria necesidad de desahogo. Lo primero y principal en nuestras vidas es LA SALUD. Es la preocupación esencial desde la aparición del raciocinio en la raza humana. Es posible que, a pesar de tanto desarrollo tecnológico, nos sometan en los pueblos a las formas de vivir del homo sapiens. No es sólo el abandono que sufrimos. Es que no existimos. No entramos en los papeles que mueven en la Consejería de Sanidad, -o como se llame- de la Junta de Castilla y León. ¿No saben qué faltan unos médicos rurales absolutamente necesarios para una Atención Primaria de una población envejecida, y que trabajan con sus exploraciones manuales y su psicología? Resulta insultante que, por falta de una cobertura de médicos de Atención Primaria, se haga merma de estos servicios indispensables en los pueblos. Somos personas y no números para evaluar gastos u otras prebendas. Y tenemos nuestros derechos avalados por la Constitución Española.
Así, a grosso modo, y con la desventaja de mi negada aptitud para tratar asuntos de Economía, veo una compleja distribución de “mandamases” políticos y sus correspondientes administrativos de turno. Esa “Hucha” del reparto económico se inicia en la Comunidad Económica Europea. Sigue el Gobierno Estatal; las Comunidades Autónomas; la Delegación del Gobierno; la Diputación Provincial… Y me pierdo. ¿Adónde recurrimos la España Rural para defender nuestros derechos? Porque hablar de la España Vacía en el Congreso, con la tele por testigo, resulta el arma arrojadiza para unas apuestas que no van a cumplir. No puedo asimilar que nuestros representantes políticos practiquen un continuo y nefasto lenguaje de intolerancia hacia el oponente. Porque si. Porque yo valgo más. Y presenciamos una actitud acusatoria en los gestos; en la mirada incisiva; en las palabras escupidas enfermas de provocaciones; en la sonrisa irónica que tuerce el gesto; y en la propia estima de un discurso hiriente. ¿Y dónde estamos nosotros? En Barajas, a ver si la ministra venezolana ha pisado “raya”. Como en nuestros juegos infantiles.
Deseo unirme a la denuncia de la nueva Plataforma Ciudadana Serrana para defender los servicios sanitarios y que se solucione la falta de médicos de Atención Primaria en el área que abarca el centro de Salud de Quintanar de la Sierra. Soy de Neila Uno de los pueblos de Pinares, pacíficos, tolerantes, y con una dosis alta de comprensión hacía los demás. Pero cuando la humillación y el abandono traspasan los límites de la lógica existencial, sacamos al aire nuestra dignidad de pueblerinos. Y llevamos la protesta hasta los pies de la clase política que nada sabe de la vida rural. Nada. No se entiende que no se atienda a la “Atención Sanitaria” como la primera necesitad. Y con condiciones de dignidad. Tienen que mirarnos de frente.